La edad de Cristo llega al Foro de la Cineteca Nacional no en el momento que todos quisiéramos ideal, pues aún las instalaciones del Taj Mahal citadino son un performance de work in progress destacado, eso sí. Así llega una de las tandas de películas más esperadas del aƱo cinéfilo, en medio de taladros y gente metiendo cables, albaƱiles yendo de un lado a otro, de arriba a abajo, ingenieros abriendo planos, nuevos materiales llegando, arquitectos llorando, tal y como sucede en la extraordinaria secuencia de la apertura del restaurante de Playtime (Tati, 1967), sobre la que hemos insistido como un simil de la situación.
No obstante dimes y diretes de los excesos no tan exagerados (si los hay), el cine sigue su curso y 18 películas llegan a nuestro país, y del 11 de abril al 4 de mayo estarán en la Cineteca, pero a partir del 19 de abril y hasta no verte, Jesús mío, se podrán encontrar en casi cualquier Cinemex, Cinépolis (ya no hay más corrida comercial), la UNAM, el Poli, Cinemanía, The Movie Company, entre otras salas de exhibición en el DF; no obstante, después de esto, todos los títulos del foro visitan más de 20 plazas de toda la República Mexicana. Uf, no hay pretexto para no ver lo bueno.
Directamente del FICUNAM, llegan cuatro títulos al Foro: Leones (López, 2012), Viola (PiƱeiro, 2012), ambas de Argentina, Despertar el polvo (Sama, 2013) y Las lágrimas (Delgado, 2012), una selección arriesgada que le contiene:
Leones, una ópera prima y delicioso ejercicio de estilo, y aunque repetitivo, sorprendente. Viola, grande y sesgada dramatización de un Shakespeare que aparentemente es pobre y sencilla, pero una bomba aguarda a quien sepa acercársele. La de Hari Sama revive el miedo latente que habita en la Ciudad de México con un aire de verosimilitud a ratos insoportable. En las ligas yacen críticas sobre las seƱaladas. Y otra ópera prima, pero mexicana, Las lágrimas, una revisión de las emociones de dos hermanos inmersos en un mundo que los abraza hasta asfixiarlos.
Luego está, de la caja del Sonidero Ambulante, la gran triunfadora de la noche de los premios Óscar, Buscando a Sugar Man (Bendjelloul, 2012), un redescubrimiento musical, un documental hecho de la manera más sencilla, básica y sobre todo originaria: re-presentar la realidad, re-fabricar y poner a reinterpretar a la gente del mundo real (es decir, no actores) su cotidianidad y claro está, sus recuerdos.
Del Festival de Guadalajara llegan dos, otra argentina, 75 habitantes, 20 casas, 300 vacas (Domínguez, 2011) y una ópera prima, Tanta agua (Guevara y Jorge, 2012), ambas ganadoras de premios en aquel festival. Fuera de todas éstas, lo que resta es toda novedad para los espectadores mexicanos, y particularmente el proyecto de Archivo Memoria e Iván Ávila, titulado La vida sin memoria parece dulce, puede ser el descubrimiento del aƱo.
También hay producción de Grecia (Metéora, Stathoupoulos, 2012) y Serbia y Montenegro (Klip, Milos, 2012), al parecer filmes apasionantes y erotómanos que tendrán las butacas húmedas, sobre las que también reflexionarán en medio de La gloria de las prostitutas (Glawogger, 2011), tanto o más que con el jueguito culto del multimillonario, hoy pasando a las filas del cine independiente, Joss Whedon, que viene de hacer Los vengadores, es decir de sacarse la lotería y ahora juega con el Shakespeare de Mucho ruido y pocas nueces.
Dos piezas únicas. La primer película dirigida por una judía ortoxa que trata sobre lo que se siente ser una israelita en el mundo actual, La esposa prometida (Burshtein, 2012), y el primer largometraje hecho por una mujer en Arabia Saudita, La bicicleta verde (al-Mansour, 2012), que huele a algo muy cercano a lo ya experimentado por Panahi en su Globo blanco (1995). En estos dos títulos la confianza está puesta.
Además llega la versión de Salles sobre la obra beatnik, On the road, que quién sabe por qué no consigue una distribuidora grande en nuestro país (y más bien tiene que ver con el analfabetismo funcional de esos emporios) que ciertamente trata de una migración interna, temática que está presente en otra, Bekas (Kader, 2012), sobre dos niƱos que quieren conocer al mismísimo Supermán en Estados Unidos.
Pues bien, sólo resta decir que otras dos películas pueden llegar a ser un nuevo paradigma en esta era de los géneros traslúcidos, en los que las formas han estallado (cfr. Ayala Blanco) y no podemos menos que recomendarles La playa D.C. (Arango, 2012) y Contra el viento (Lespert, 2011), que también forman parte del Foro 33, diciéndoles que si quieren sentir y llegar a saber de cine, acérquense a este tipo de ciclos. No más.
27.03.13