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Uno debería estar siempre enamorado

 

 

Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos

Oscar Wilde

por Luis Alberto Moreno Reynoso

El amor es algo serio, tanto que ningún médico puede hacer mucho al respecto. El amor suele ser trágico, y si bien para algunos románticos representa la elevación del alma humana para Woody Allen, o por lo menos en sus películas, el amor rara vez es un sentimiento de pureza inmediata o algo que rescate de la ignominia a quienes lo padecen por el simple hecho de sentirlo.  El amor se vive como una tragedia y una dicha, que vienen a trastornar a quién lo siente, recordemos Annie Hall (1977) donde las tribulaciones amorosas entre Alvy (Woody Allen) y Annie (Diane Keaton) son enredosas parodias de lo que es la vida en pareja, reflejo a veces sutil otras directo de la existencia humana.

 

  Alvy y Annie se conocen y se apasionan  intensamente, pero como toda pasión ardiente se extingue, pronto sus motivaciones de continuar juntos se pagan, más por parte de Annie que de Alvy, que a pesar de sus histerias y misantropías, de su rechazo a los convencionalismos desea el amor.

 

 

El cine de Woody Allen siempre ha mostrado una preocupación a la existencia humana, al amor, al sexo, al fracaso, a la ansiedad, digamos que a la neurosis misma. El Diccionario del español de México define la palabra neurosis como:

Afección psíquica causada por desórdenes del sistema nervioso o por algún conflicto que sucede en el inconsciente, que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto (el deseo y la satisfacción); se caracteriza por trastornos afectivos y emocionales, como la angustia, las fobias y las obsesiones, de las que la persona es consciente pero de las que no puede librarse, y que no alteran la integridad de sus funciones mentales: explosión de la neurosis, neurosis infantil, neurosis de guerra.

Hago esta aclaración porque cualquiera que haya visto más de una película de Allen ha detectado a estos personajes inseguros, tartamudos, negativos, un tanto suicidas, mentirosos, excesivos y hasta a veces pusilánimes. La filmografía de Allen abunda en ellos, son como una especie de firma cinematográfica. Dichos personajes viven el amor de un modo peculiarmente imposible, doloroso y hasta asesino.

Basta mencionar otras películas más de Allen donde el amor es un extraño ente retorcido: Match Point (2005),   Hannah and Her Sisters (1986), Vicky Cristina Barcelona (2008), por mencionar algunas, donde el amor es desenfrenado y trae consigo consecuencias desastrosas. El amor aquí para Allen es fuerte pero ciego, torpe y da traspiés peligrosos en el  borde del abismo de la locura. El matrimonio es una carga característica en estos filmes en particular, es una jaula que aprisiona libertades y deseos, el amor fuera de esta cárcel es más vivido, más ardiente, más peligroso.

Cierto que el matrimonio o los matrimonios no son constantes en la filmografía de Allen, sin embargo cuando hacen su aparición son regularmente envueltos de apatía y rutina. Son como trampas donde la presa que caen en ellas muere lentamente, hasta que un atisbo de un lugar más allá del claro, fuera de las sombras, incita la imaginación del  cautivo haciendo que anhele ir allá donde todo parece ser más placentero. La presa suele aventurarse a esos prados, y entonces los resultados pueden ser felices o funestos.

Pero también Allen es capaz de mostrarnos un amor distinto, si bien no más noble o clásico, si un amor más maduro al que Hollywood tiene costumbre de vendernos, películas como: Midnight in Paris (2011), Mighty Aphrodite (1995), Stardust Memories (1980) muestra la maestría de Woody en darnos una visión del amor más plausible, no exenta  de dolor y tragedias, pero sí capaz de salir a delante a pesar de las manías, las locuras, e incluso de los engaños. El amor aquí es también difícil pero más centrado a pesar de la locura que lo envuelve, es un amor que madura, no a la perfección ya que eso es imposible, pero sí se encamina a intentarlo. Un amor que tiene posibilidades de continuar, de retroalimentarse.

El que vea un filme de Woody Allen debe saber, en resumen, que no encontrará una relación amorosa sana, estable y perfecta. Si hay un desarrollo de esta pareja en cuestión habrá dos caminos para ella: el éxito o el fracaso, ¿a caso no es así en la vida real?

 

29.08.2013

Mr. FILME


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