por Santiago Torres
Este año se celebran cincuenta años de vida de la primera escuela de cine en Latinoamérica: el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, escuela de cine de la UNAM.
En su estado actual y desde hace décadas, el centro se encuentra dentro de una casa de la Colonia del Valle, donde su aspecto exterior no refleja su importancia a nivel mundial.
Los comienzos del centro fueron modestos. Durante algunos años, mientras todavía existía una verdadera industria del cine nacional, la mayor preocupación del CUEC fue lograr que sus alumnos pudieran tener un lugar en las cerradas filas de la producción comercial, cosa que con grandes esfuerzos se logró. Un cine socialmente consciente apareció en la producción interna del centro, generando cineastas militantes nacionales y películas con la mejor factura posible. Mientras la veta industrial desaparecía entre películas ligeras de “albures con nalguita”, el CUEC pasaba también por su momento más oscuro, después de muchas deserciones forzadas o no y a partir de una huelga, comienza una etapa mucho más rigurosa en la formación académica de los alumnos del centro que continúa hasta nuestros días. A lo largo de su historia el CUEC ha tenido que recorrer un largo camino para poder llegar a una educación sistematizada.
Cada año, de entre quinientos aspirantes aproximadamente, quince nuevos cuequeros ingresan al centro, donde pasarán los siguientes nueve semestres de sus vidas académicas en los tres salones de clase, los dos foros, los espacios de postproducción, la biblioteca y una apreciada sala de cine (que desde hace un par de años fue) bautizada extraoficialmente como “Caballo Rojas”.
En la bodega de equipo se pueden encontrar tanto tecnología de punta como la cámara digital Alexa de ARRI, hasta cámaras Bolex de 16mm y grabadoras Nagra de cinta magnética, que después de ser devueltas al almacén en perfectas condiciones de operación, han sido exhibidas en el Museo Memorial del 68. La misma Bolex con la que un entonces alumno golpeó a un Halcón en 1971 sigue funcionando de manera activa en el centro.
Después de cinco décadas, el CUEC no sólo ha formado cineastas, sus egresados se han dedicado a todas las profesiones posibles en el quehacer audiovisual, respetadas artistas conceptuales: distribuidores, críticos, chamanes, directores de festivales de cine y del IMCINE, directores del CCC e incluso del IFE.
Entre los cineastas que estudiaron el CUEC podemos mencionar a Jorge Fons, Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki y Fernando Eimbcke. Entre los maestros que han desfilado en las instalaciones están Gabriel García Márquez, Manuel Álvarez Bravo, Michael Ballhaus y el plato fuerte de la casa desde 1965, el crítico de cine Jorge Ayala Blanco.
Hasta el día de hoy el CUEC es solamente un Centro de Extensión Universitario, que ofrece un curso equivalente a una licenciatura, pero sin validez oficial. Desde su creación el CUEC ha intentado reiteradamente, lamentablemente sin éxito, constituirse como una licenciatura y dejar de ser un centro de extensión académica. En este preciso momento la veterana escuela de cine se encuentra afinando un plan de estudios que permita tal logro y parece haber un genuino interés de parte de las autoridades universitarias; un primer paso en este sentido es la construcción de una nueva sede (a punto de concluirse), esta vez en Ciudad Universitaria, entre la Filmoteca y TV UNAM, sin duda un lugar emblemático.
Cincuenta generaciones estudiantiles han pasado por sus aulas y todo parece indicar que pronto el CUEC dejará de existir para convertirse en la Escuela Nacional de Cine. En números el total de los egresados no parece significativo, pero la marca de esta institución ha llegado a todas las instancias del quehacer audiovisual de nuestro país.
En el marco del Festival Internacional de Cine de la UNAM, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos hace la invitación abierta a la Función Especial en Conmemoración por su 50 Aniversario, el gran cumpleaños de la escuela de cine más antigua de América Latina.
Dos rarezas del cine nacional se proyectarán en dicho evento: el cortometraje ganador al Ariel de 1986 Una isla rodeada de agua de María Novaro será el aperitivo, la película prohibida del CUEC, Recodo de purgatorio de José Estrada –que fuera exhibido en una sola ocasión durante 1975–, será el tiempo principal del banquete fílmico.
Al terminar la proyección la directora María Novaro y el crítico de cine Jorge Ayala Blanco darán una charla en conmemoración del Centro. La entrada es libre y únicamente se permite el acceso a mayores de edad ya que el programa contiene escenas de sexo explícito que pueden resultar incómodas para algunas personas.
La cita es este martes 26 de febrero a las 4:30 P.M. en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario en CU.