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Mortífera

por Iranyela López

 

Así como la perspectiva lineal producía un observador estable y un horizonte imaginarios, la perspectiva arriba-abajo produce un observador flotante y un piso estable imaginario.

Hito Steyerl

 

En su título original Meurtrière (Francia, 2015) hace referencia a una asesina, pero también etimológicamente a una aspillera, es decir una abertura vertical, estrecha y profunda, que protege al sujeto que dispara (flechas o ballestas). En este sentido la odisea vibra y se volatiliza sobre la superficie de la pantalla, mientras los seres se desgajan, se abre la noche de los cuerpos, su masa opaca se lanza.   El espectador arremete en caída libre a sus pensamientos, disociado y abrumado, en la producción de sentido, puesto que debe crearse y recrearse con las articulaciones de la luz que apunta frente a él.

El realizador Phillipe Grandrieux  instaura en Mortífera una narrativa visual, etérea y subjetiva que se acomoda de manera vertical, en un inquietante cine plástico que existe como objeto en sí mismo.  Me refiero con esto a que lo que se revela a lo largo del filme es la  imagen en sí, sin expresiones verbales, sin palabras, tan solo con los gestos y la danza de los cuerpos descarnados y leves, que en su transición desmaterializada se superponen. Aquí se seduce la atención del espectador desde el interior de sus emociones primarias, es decir hurgando ya no necesariamente en ideas, sino en sensaciones.

Grandrieux induce a la mirada a desgajar el paradigma de la perspectiva lineal-horizontal de la pantalla para entonces hacer una lectura de un horizonte multilineal-vertical sobre fotogramas borrosos y translúcidos que reflejan el carácter efímero de la percepción. Tan pronto como es percibido, el cuerpo ya está irremediablemente perdido.  Un desplazamiento de los planos nos hunde en una danza subcutánea, como fuerzas que se expanden en su apasionada cosmografía. La imagen-tiempo en su condición fluídica o difícil de atrapar, nos penetra con la seducción y la furia gestual de luz y sombras en el  tiempo-instante. “Nuestro ojo inasible y en celo”  (Gauguin, citado por Deleuze, 32) entrega polivalente al placer estético.

La imagen borrosa es tanto el signo de un devenir como el signo de un borrado, la imagen fotográfica es el instante de la vacilación entre finitud trágica y eternidad transfigurada (Tisseron, 67). La imagen-tiempo de cada fotograma deviene  fantasmal y fugaz como las fotografías de Francesca Woodman y Antoine D’Agata y que desde luego nos llevan necesariamente al atletismo irrisorio (movimiento deformante sobre el cuerpo para devenir en Figura (Deleuze, 13) en el contorno borroso de los individuos plasmados en las pinturas de Francis Bacon.

La oscuridad hace paisaje, hace fondo y también hace sombra. El espesor es el contorno de los propios cuerpos, en esta vista táctil o “háptica”. Las imágenes surgirán, por así decirlo, de un río de carne (Bacón, citado por Deleuze, 5). Estimulando al observador a descorporeizar lo que va transcurriendo tal como la agitación intensa de los cuerpos que se desfiguran y recomponen suspendidos en este velo negro de los sentidos. Mortífera posibilita aquello que incitaba a Bacon en la pintura, la posibilidad de poner muchas capas sobre la misma tela.  El cuerpo es Figura y no estructura, es un espíritu, un soplo corporal. (Deluze, 14). La línea discursiva del filme no traza una forma completamente definida, intuye una línea que se quiebra, se desvía como muriendo en el estremecimiento perturbador de un espasmo  que cruza el agujero negro de la pantalla.

Grandrieux utiliza el término “opacidad” para describir ese límite infranqueable en el que no intenta que “la cosa” sea explicada o explicable, entendida o comprendida, sino atrapada, captada por los medios que posee (Cloe Massota, Cinetransit.com). Esto podría relacionarse con lo que dice Nicole Brenez respecto a lo figural que surge como una opacidad del discurso (Lyotard, 20), cuando la naturaleza de la masa cinética, en Lost Highway (David Lynch), en una coincidencia que me parece casual dice, “el cuerpo se arranca a sí mismo y el movimiento se libera de todo móvil”  y añade, “una forma que fusiona lo óptico y lo táctil, lo abstracto y lo figurativo, lo borroso. Del plano y la nitidez del concepto, y lleva al límite la figurabilidad de la imagen” (Brenez, 9-11). Así se forja el alumbramiento de una imagen-acontecimiento que por unos instantes se desvincula de aquello que representa, de aquello a que se asemeja, para manifestarse como materia visual. El  fotograma se abre a la rítmica de los sentidos  con el caos convulsivo liberado con la fuerza de los gestos en un mudo cosmos sonoro. Que articula como relámpagos, no solo la exploración plástica de la figuración y desfiguración del cuerpo, sino también de sus abismos interiores.

Los ojos se disparan por todo lo ancho de la pantalla y se detienen al centro, en el umbral de los cuerpos, el corpse (el cadáver, en su voz inglesa) comprimido y encarcelado, que se extiende y conjuga por la histeria filtrada con los ruidos gestuales de exclamaciones silenciadas. Los rugidos profundos e insoportables del cuerpo, con su volumen ahuecado respondiendo a la  rítmica de los sentidos, se deshace, se alarga, se contrae… intentando escapar de la sombra bestial de la oscuridad del agujero-aspillera.  

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Bibliografía

NICOLE,  Brenez.  “El viaje absoluto. Propuestas sobre el cuerpo en las teorías contemporáneas del cine”, en Revista Imagofagia – Asociación Argentina de Estudios de Cine y Audiovisual (ASAECA) Nº 1

DEBRAY, Régis. “Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en occidente”. Tr. Ramón Hervás, Paidós, España, 1994

DELEUZE, Guilles. “Francis Bacon, Lógica de la sensación”. Edition de la différence, 1984

STEYERL, Hito. “Los condenados de la pantalla”. Buenos Aires. Caja Negra, 2014

LYOTARD, Jean-François. “Discurso y figura”. Buenos Aires. Ediciones La Cebra, 2014

MELOT, Michel. “Breve historia de la fotografía”, La biblioteca Azul (serie mínima) Ediciones Siruela, España, 2010

TISSERON, Serge. El misterio de la cámara lúcida. Fotografía e inconsciente, Salamanca, Universidad de Salamanca-Centro de Fotografía/Ministerio Francés de Asuntos exteriores, Embajada de Francia en España, 2000

ZAMORA, Águila Fernando, “Filosofía de la imagen: lenguaje y representación”. Espiral, México D.F., 2007

 

02.04.16

Iranyela López


@Iranyela
Meliflua, desorientada, cloroformizada con la polifonía de las palabras, el aullido del sonido y la hilaridad de los sentidos. Su andar se guía con el trazo cartográfico de sus retinas hacia un punto de fuga.....ver perfil
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