por Brianda Pineda Melgarejo
I made her real.
after I made her real she made me real
Joshua Jennifer Espinoza
La más reciente entrega de François Ozon, Una nueva amiga (Une nouvelle amie, 2014), es uno de los filmes ambulantes del Tour de cine francés de este año. Con un ritmo elocuente que no se pierde, aunque a ratos se dejen ver las costuras de una obra que por no ser predecible (a manera del mago), evita asomar el misterio de su magia cambiando de truco con rapidez, evocando de este modo cierta desconfianza al espectador, pues no logra salvarse de quedar suspendido por instantes al borde del precipicio donde inicia la fama de los charlatanes.
La historia da voz a un tema marginado y cuya censura social es la más de las veces la burla y, en su perfil siniestro, la violencia desembocando en crimen: David (Romain Duris) luego de la muerte de Laura (Isild Le Besco), su esposa, es sorprendido por la mejor amiga de ésta, Claire (Anaïs Demoustier) –cuya curiosidad como a muchos gatos y hombres la lleva a cruzar umbrales gracias a desarmadas cerraduras–, dando el biberón al pequeño primogénito (y único recuerdo hecho carne de la unión amorosa) vestido de mujer. A partir de ese instante la relación entre ella y él cambiará el orden y visión del mundo al que cada uno estaba acostumbrado. David, ya convertido en Virginia por la inspiración trémula y huidiza de Claire, la llevará a cuestionar su forma de sentirse atraída y dejarse llevar por el asombro y felicidad instaurada a través de una conexión inusual.
La perspectiva cinematográfica de Ozon es de un refinamiento y sutileza que va y viene. La cámara al enfatizar detalles mínimos –como la trayectoria de la mirada o los gestos delatores del que recuerda y revela, mediante su actitud ante el recuerdo, la existencia de un anhelo mayor que aquél cumplido en el gozo y reunión de dos personas– muestra mediante lo que oculta, cómo es frágil (y de una profundidad inimaginable, por candorosa) la línea afectiva que cruza de un corazón a otro amenazando convertir una amistad entrañable en algo más.
Como lo hizo en Joven y bella (2013) y Los amantes criminales (1998), el director francés convierte en imágenes el proceso y enrarecimiento al que se somete el ser humano en su encuentro y choque con el deseo. No es éste un cine moralista, su afirmación va en favor del seguimiento y persecución de los sueños y su lucidez fílmica desenmascara los vacíos y grietas posibles de hallar en un camino que transitamos alegres y desafiantes, asustados y sorprendidos, tomados de la mano de la fatalidad.
Una nueva amiga es una película que crea desde su cómoda trinchera social un retrato erótico y, en su extremo sentimental, del travestismo pues éste no es sólo, como el prejuicio ha hecho creer a muchos, inconformidad o negación del cuerpo y sus disfraces, sino transgresión y placer, deseo de encarnar a la persona que nos sueña.
08.10.15
Xalapa, 1991. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana. Ganadora en dos ocasiones del Premio Nacional al Estudiante Universitario Carlos Fuentes. Ha publicado reseñas y artÃculos en La Palabra y el Hombre y reseÃ....ver perfil