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Charlot 100

por Julio César Durán

 

El cine, invariablemente, es un acto de violencia. Lo que conocemos hasta ahora como lenguaje cinematográfico, antes de que se convierta en algo más interactivo en sus combinaciones con otros medios, es una coerción: el realizador decide qué observará el espectador, decide qué verán sus ojos y qué no. En la oscura sala de cine, el público está atrapado (obligado se puede decir) por la decisión de un autor que juega con imágenes y las coloca frente a él.

Uno de los actos más agresivos en la historia del séptimo arte, que ya por sí mismo goza de cierta profanidad, ha sido una peculiar irrupción en la pantalla. La ruptura de la llamada cuarta pared por parte un personaje políticamente incorrecto, un hombre de la calle cualquiera con presunciones de caballero que con toda su dignidad se cuela frente a una cámara cinematográfica en medio de la filmación de un noticiero. El evento es una carrera de autos infantil en California, el espontáneo es “the Little Tramp”, mejor conocido en los países de habla hispana como Charlot, el Vagabundo.

Hace cien años, el 7 de febrero de 1914 se exhibe públicamente en Estados Unidos, y por primera vez, al personaje más conocido del mundo fílmico; el Vagabundo, alter ego de Charles Chaplin, nace en aquel momento a través del cortometraje Kid Auto Races at Venice dirigido por Henry Lehrman para la Keystone Studio.

Kid Auto Races… se trata pues de la primera aparición del célebre personaje chaplineano, donde Charlot con toda su característica simpatía y sus modales victorianos exige, de la manera más cómica posible, verse capturado por el aparato de cine. Este hombre sin hogar ni posesiones aparece de la nada y se inserta violentamente en la imagen en movimiento. No importa qué ni importando quién, el Vagabundo entra a cuadro en tono benjaminiano: decide ser filmado. La breve película que basa su razón de ser en la acción, se trata sin más de una broma, el chiste de “cámara escondida” más viejo del que se tenga registro, pero es en su carácter transgresor, el posicionamiento de una clase social marginada e ignorada que reclama ser vista. En pleno asenso de la industria hollywoodense y del poderío económico y cultural norteamericano, el personaje más pobre irrumpe visualmente una y otra vez en la cotidianidad para exclamar un ¡aquí estoy!

El debut de Charlot –hoy en día de dominio público– se da en la época de Mack Sennet, quien produjo e impulsó la carrera del divinal cineasta británico. Fue originado a cuatro manos entre Chaplin y Lehrman, al que vemos en pantalla interpretándose a sí mismo como un furioso director de cine, y también fotografiado en pareja por Frank D. Williams –quien aparece a cuadro con el Vagabundo frente a su cámara– y Enrique Juan Vallejo operando el aparato que funge como el narrador principal. A partir de un sencillo hombre cruzando el campo de visión de un cinematógrafo, en medio de un evento “en vivo” y con cientos de personas de la vida real que no tenían idea de la broma, se da rienda suelta a un experimento visual que mueve a cuatro cineastas dentro del celuloide, pero que pone de igual manera al espectador a girar alrededor de un espacio con profundidad, al que no sólo se acerca de frente cual escenario teatral, sino que va a poder atravesarlo y cambiar entre dos puntos de vista que capturan la acción al mismo tiempo.

Así, rememorando un acto violento, celebramos hoy el segundo nacimiento de Charles Spencer Chaplin, quizá el más importante. Celebramos un centenario cinematográfico por demás invaluable en su carácter estético y en su carácter político; un hito que de no haber sido, la historia del celuloide habría tomado un rumbo radicalmente distinto. Felices 100 años al Vagabundo.

 

07.02.14



Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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