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Renoir

por Andrés Azzolina

 

El arte es la sensibilidad humana trabajando para sí misma. Renoir (Gilles Bourdos, 2012) es una película que retrata los mecanismos de la sensibilidad.

Renoir es dos veces un nombre, Pierre-Auguste y Jean: un hombre que muere y un hombre que despierta, y entre ellos Andrée, Dedée, toda pasión y caos; amor a la vida. Un amor que la pintura del padre representa como ideal romántico; mientras que el cine del hijo lo ubica como paraíso perdido.

 Una película que se sitúa en una frontera histórica, la primera guerra mundial: albores de la modernidad, pérdida de la inocencia, el siglo del desencanto. Y aún así, la sensibilidad proviene del mismo país, el mismo mundo, la misma luz y la misma mujer. Y todavía una tercer época: la nuestra, desde la cual vemos esta frontera, ambas épocas superadas por la historia, y entendemos que el arte es siempre verdadero, aún en los brillos de luz sobre la piel de Dedée, como en la tristeza de una Gran Ilusión.

Es también por esta frontera que la película se estructura en binomios. Binomio del guión: un personaje que muere y otro que despierta. Binomio en los mecanismos narrativos: un vaivén entre el costumbrismo que aparentemente no hace avanzar a la historia, y las escenas con mayor contenido dramático -Lo cual no es tan simplista: el costumbrismo (cómo preparan la comida, cómo llega el cinematógrafo a las casas...) es el origen de la sensibilidad, mientras que el drama es la puesta en práctica de la vida sensible- Binomio de la forma cinematográfica: Estructura del espacio en contracampos, que a diferencia de su uso industrial, repetido hasta el cansancio, aquí se trata de dividir a los personajes en espacios con características cinematográficas distintas. Cada personaje, en contracampo con el opuesto, tiene su propio ritmo de movimiento, su propia composición, tamaño de cuadro, calidad de luz. Es el contracampo liberado de la necesidad de correspondencia, al contrario, es en su contraste que encuentra sentido.

 Es una película que se parece a sus personajes. Como en el cine de Renoir, hay una estructura dramática casi episódica. No está anclada necesariamente a las estructuras clásicas, pero su intención no es transgredirlas ni violentarlas. La continuidad de las acciones se asemeja a la continuidad de la vida misma. Por otro lado, la cámara tiene una búsqueda plástica importantísima. Una observación de la luz, muy del Impresionismo, que es casi comparable con la de Lubezki. Cada plano se siente como una pincelada, de ahí que la gran mayoría sean planos con movimiento. Pero son movimientos con un ritmo deliberado tal, que cuando el plano es fijo, se siente más bien como un contrapunto.

Al final, Dedée es un personaje comunicante: acerca a los dos Renoir y entendemos qué hay de uno en el otro; qué hay de juventud en la vejez, y de clásico en lo moderno. Entendemos que las realidades cambian, pero las verdades son las mismas, y la luz será siempre el origen de la sensibilidad.

04.10.13

 



Andrés Azzolina



Estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Hizo un corto a los quince años en el que actuaba como él mismo comiendo mermelada de una carreola en el bosque de Tlalpan. Sabe que nunca volverá a hacer algo tan bueno, pero no le molesta.....ver perfil
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