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La leyenda de Kaspar Hauser

por Andres Azzolina


Vemos a un hombre de espaldas, vestido de blanco, bailando en el desierto. Con un gesto de la mano se detiene y pasan encima de él tres platillos voladores que cruzan el cielo mientras escuchamos música de Vitalic, electrónica atascada. Los créditos iniciales comienzan y no necesitamos más de un minuto para darnos cuenta que estamos ante una especie de rave audiovisual.

La leyenda de Kaspar Hauser (2012), reciente película de Davide Manuli, tiene poco que ver en realidad con la historia del niño salvaje del siglo XIX, también filmada por Herzog en 1974. Más bien es una especie de western musical futurista lleno de simbolismo y abierto a la interpretación. Está filmada en blanco y negro, con un alto contraste, pero predominantemente en tonos altos.

La película es peculiar en cualquiera de sus aristas. Presenta un espacio casi extraterrestre. La introducción nos sitúa en una ISLA, AÑO CERO, LUGAR X, MAR Y. Es un lugar decaído (ya no en decadencia), un espacio en el que las distancias son fundamentales por su presencia implacable, isla postapocalíptica que estaría totalmente deshabitada de no ser por los pocos personajes que nos presenta la película.

El sheriff, el vendedor de droga (ambos interpretados por Vincent Gallo), la prostituta/vidente, el cura, Tonino (el hombre de la mula), la Duquesa y su siervo Drago conviven en una especie de universo raver deshabitado. La dirección de actores es extremadamente interesante. Cada personaje está estructurado en sus propias manías y singularidades, y todos coexisten en el espacio. Es como si cada personaje fuera un “outfit†para la fiesta, una posibilidad de ser. La mayoría de los vestuarios describen las profesiones de los personajes, se validan a ellos mismos a través de la ropa. Y en esta aparente banalidad es que empezamos a descubrir el carácter trascendental de la película.

Superada una primera crítica a la banalidad del universo de la fiesta, podemos comprender que es un espacio con una búsqueda espiritual compleja. Kaspar Hauser es un niño salvaje que llega del mar, y en cuanto despierta no para de bailar y repetir con éxtasis: “Yo soy Kaspar Hauserâ€. El cura tendrá un par de conversaciones con él sobre las líneas generales de las problemáticas filosóficas del mundo de la película: “Si en esta isla no existe adentro ni afuera, ¿de dónde carajos puede llegar un forastero?†Dentro de un mundo hermético condenado a muerte, Kaspar Hauser es una especie de Mesías anunciado.

El filme recompone los personajes pilares del western (muy arraigados en la cultura popular italiana) y les da un nuevo sentido discursivo. Nos habla de la búsqueda por la vida en el placer, la incomunicabilidad y las relaciones en la contemporaneidad. Kaspar Hauser es un ser iluminado porque logra trascender las barreras de las convenciones y se entrega al placer absoluto. Responde a cualquier pregunta con “yo soy Kaspar Hauserâ€, y en ese sentido es divino porque únicamente es. El pueblo lo desconoce, pero él probará su divinidad en numerosas ocasiones, las cuales serán siempre bailando, como si fuera también una especie de Rocky Horror Picture Show (Sharman, 1975) de nuestra década.

La película es además un espectáculo visual majestuoso. El uso de los planos abiertos es extremadamente placentero, así como el manejo de la música. Hay dos momentos en los que se utiliza el zoom del lente, y a diferencia de los estigmas que se tienen sobre éste movimiento óptico, la manera en que se utiliza en la película es muy acertada. La conjunción de todos estos elementos resulta en una película llena de energía con una postura muy clara: el cine y la vida misma deben ser eventos de goce total.


27.02.13



Andrés Azzolina



Estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Hizo un corto a los quince años en el que actuaba como él mismo comiendo mermelada de una carreola en el bosque de Tlalpan. Sabe que nunca volverá a hacer algo tan bueno, pero no le molesta.....ver perfil
Comentarios:
01.03.13
Luis dice:
Vientos. Una crítica atinada sobre una película que, a pesar de ser tan abierta (o precisamente por eso), pareciera demasiado hermética.
01.01.18
Fons dice:
No hablas de Vitalic a la banda sonora?, pedorro...
comentarios.