siguenos
La caza

El realizador danés, Thomas Vinterberg, regresa al mundo de las comunidades casi endogámicas para poner el dedo sobre la llaga de un tema bastante común en la vida contemporánea nórdica. Ya con Submarino el director había torcido brutalmente el género del melodrama, ahora va a jugar con otro género, el trhiller, pero en ésta ocasión no van a ser la culpa ni la redención lo que se pondrá en tela de juicio, sino más bien será la inocencia la que se verá tambaleante en este gran filme.


Una redención que no llega…

por Mariana Dávila Moreno

La nueva película del co-fundador del movimiento Dogma 95, Thomas Vinterberg (Submarino, 2010, Festen, 1998), comienza con una escena alegre: un grupo de adultos infantilizados que se divierten chapoteando desnudos en un lago. Sin embargo, la promesa de un filme feliz que pareciera garantizar esta primera imagen se desvanece más pronto que la mentira de un niño.

La caza (Jagten, 2012) no es fácil de mirar, pues aunque la cinta es, en parte, una historia acerca de la inocencia, es también una sobre la injusticia, la incongruencia y la crueldad. Narra la vida de Lucas (Mads Mikkelsen),un divorciado que trabaja en un jardín de niños, a la par que lucha por obtener la custodia de su hijo Markus (Lasse Fogelstom). Durante los primeros minutos, el director revela la personalidad del protagonista, de tal manera que mediante las relaciones que sostiene con todos aquellos que lo rodean, el espectador se percata rápidamente del gran hombre que es. Su ternura se manifiesta sobre todo en la dulzura con la que trata a la pequeña Klara (Annika Wedderkopp), la hija de su mejor amigo Theo (Thomas Bo Larsen). Quizá por eso es que pesa más que justamente ella sea quien desencadene el conflicto, la pequeña hace una declaración que cree intrascendente, la cual acaba derivando en una acusación seria que amenaza con destruir la estabilidad de nuestro anti-héroe.

A diferencia de otras películas que tratan el tema de la pederastia como La duda (Doubt, 2008) de John Patrick Shanley, en la de Vinterberg uno nunca cuestiona la inocencia de Lucas y por eso cuesta tanto ver la forma en la que toda la comunidad arremete en su contra. Es en este punto donde el título adquiere una segunda dimensión. El significado de éste se transmuta y, lo que en principio simbolizaba la celebración de obtener un permiso para cazar (el paso definitivo que convierte a los jóvenes en hombres), acaba culminando en una persecución interminable que a toda costa busca destruir a su presa. Lucas se convierte en el venado asustado que no sabe a dónde correr. No importa que nadie lo escuche, que las personas más cercanas a él lo abandonen, que Klara se niegue a aclarar la situación, Lucas –a diferencia de todos aquellos que lo persiguen– jamás culpa a nadie; rara vez entiende, pero siempre perdona.


En cuanto a la fotografía, la paleta de colores que el director maneja es impecable. Naranjas, rojos y azules inundan la pantalla, ofreciéndonos una Dinamarca amable. Es como si Vinterberg tratara de aminorar la dureza de la trama con la calidez visual de sus planos, mismas de las que Lucas queda excluido. Cerca del final del filme el protagonista sólo aparece en rincones oscuros y ese desplazamiento, lejos de la luz que los otros habitan, no puede más que interpretarse como la culminación de su destierro.

Si bien cada elemento de La caza está cuidado a la perfección, es en las actuaciones donde recae principalmente su fuerza. Al igual que en Submarino, es admirable cómo el danés logra que los niños desempeñen una actuación tan convincente. Por su parte, la interpretación de Mads Mikkelsen es tan conmovedora que le valió el premio a mejor actor en el Festival de Cannes.

Vinterberg vuelve a entregar una película emotiva y conmovedora que muestra la vileza y crueldad de la naturaleza humana. Igual que Michael Haneke lo hizo en El listón blanco (Das weiße Band - Eine deutsche Kindergeschichte, 2009), señala que los niños también son capaces de lastimar, que éstos no necesariamente son ángeles y que la redención no siempre es posible. Si por un momento nos deja respirar es sólo para aligerar la brutalidad del desenlace, el cual plantea que, tal vez, el destino de un héroe trágico no puede ser otro más que el descrito mil veces ya por los grandes clásicos.


21.01.13

Mariana Dávila Moreno


@manzanita_zeta
Biodegradable, comunicóloga, cafeinómana, escritora, periodista en formación. Amante de las bellas artes, las tardes lluviosas y las enfrijoladas sin pollo. En búsqueda de realidades inusitadas.....ver perfil
Comentarios:
23.01.13
Jose Alberto Hermosillo dice:
Maravillosa, muy del estilo de Doubt/La Duda, Caridad (de Fe, Esperanza y Caridad), Notes on a Scandal, The Woodsman y Little Children. Es simplemente magitral. La vi en el Scandinavian Film Festival de LA, porque me la perdi,...., durante el AFI FEST. Muy buena critica para una gran pelicula.
comentarios.