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En la niebla

por Iranyela López y Amado Cabrales


Es imposible crear una estructura funcional en lo literario, lo visual o lo musical sin conocer las reglas de las matemáticas y las leyes de la física. El montaje establece el ritmo de la narrativa (…) La estructura de un filme puede ser percibida como la función generadora de momentos. En términos abstractos, es la función que genera emociones en el espectador y dibuja un camino que lo guiará a la comprensión de la causa de sus emociones.

Serguéi Loznitsa


Basada en la novela homónima del escritor bielorruso Vasil Bikov, el director Loznitsa nos presenta En la niebla (V tumane 2012), que en sus propias palabras es “la historia sobre un hombre que intenta tomar una decisión moral bajo circunstancias inmorales”, ambientada en la Segunda Guerra Mundial durante la ocupación de Bielorrusia por parte del ejercito alemán.

Sushenya (Vladimir Svirskiy), un ferrocarrilero, es detenido por el trágico descarrilamiento de un tren y la sospecha de la colaboración de los partisanos en el hecho. Él y tres de sus compañeros son interrogados y torturados por ejercito nazi, situación que termina con la ejecución de sus compañeros y la liberación de Sushenya bajo extrañas circunstancias.

La trama comienza a media luz, en el momento en que Búrov (Vladislav Abashin) y Vóitik (Serguéi Kólesov), dos personajes enviados por los partisanos, se adentran en el bosque a la caza de Sushenya, a quien consideran un traidor.

Loznitsa hace uso de la sutil iluminación naturalista adentrándonos poco a poco en el claroscuro de la fría y penetrante niebla, donde el sonido lejano de los perros a la distancia armoniza como elemento incidental en la composición de la obra, formando junto a los silencios una atmósfera integral en cada escena.

En la ciega perspectiva de la guerra se devela la desvanecida atmósfera del tiempo. Sushenya, inmutable ante su inminente muerte, permanece estoico en todo momento, representa todo aquello que no cambia, los valores que permanecen a pesar de la desgracia, a pesar de toda “circunstancia especial” que atenta su estabilidad. Toma el principio de la no acción, mas luego de ver su nombre manchado, por no ser un mártir como sus infortunados compañeros, considera el sacrificio como un instrumento para iluminar su ignominiosa sombra ante los ojos de su hijo y esposa, mostrando así el hombre que era antes de la guerra.

En contraparte, Burov es la sangre que se agolpa a la cabeza, la acción total, no se detiene a reflexionar las consecuencias, hecho por el cual su madre fallece, situación que lo orienta por un destino ciego que cubre sus grietas. Y el estado anímico de Vóitik es en esencia la encrucijada de los otros personajes; representa la embardunada apatía general, cegado por una especia de membrana opaca que le impide ver y sentir. No cree en la trascendencia de sus acciones ni el honor o sacrificio que éstas conllevan, lo único que le queda es su cuerpo su persona y en ello se basa toda decisión: sobrevivir.

Quizá Loznista no desarrolle a detalle los acontecimientos (concretos) de la guerra, pero la refleja en la superficie del filme: las curvas de absorción y no sólo las luminarias representadas anteriormente en otras películas de la Segunda Guerra. En la niebla percibimos desde el principio un flujo de luces y sombras en el que el espacio psicológico solamente se diferencia por intensidades de luminosidad entre lo claro y lo oscuro, presentes en la ética y estética de la trama.

Cada elemento, como axioma, articula el teorema de su trabajo. Es la obra de un director que considera necesarias las matemáticas para todo devenir artístico, hace uso de flashback donde nos muestra la reiteración del carácter de sus personajes, sus motivos y orígenes, e incluso, como en el caso de Voitik, la sin razón.

La obra de Loznista termina con el mismo resultado en ambos lados de su ecuación: tres muertes bajo la niebla son equivalentes al escarnio y la ejecución pública dentro de una guerra. Vemos entonces como cada decisión culmina con la muerte: Burov en la prontitud de su temple explosiva; Voitik dejando solo un cadáver despojado de toda gloria; Sushenya aceptando el sacrificio como única opción para redimir su terrible suerte de seguir aún con vida. En la niebla nada vale y todo queda gris.


01.01.13



Iranyela López


@Iranyela
Meliflua, desorientada, cloroformizada con la polifonía de las palabras, el aullido del sonido y la hilaridad de los sentidos. Su andar se guía con el trazo cartográfico de sus retinas hacia un punto de fuga.....ver perfil
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