La decisión para hacer una revisión monográfica e histórica sobre los cinefotógrafos se debió a la inexistencia de una publicación que abordara la labor de estos profesionales de una manera global, desde el establecimiento del cine sonoro hasta la época actual “existen varios libros sobre Gabriel Figueroa pero en México ha habido, sólo de largometrajes de ficción, más de 600 fotógrafos entre los que se encuentran figuras importantes como Jorge Stahl, Alex Phillips y Rosalío Solano o Rodrigo Prieto, Gabriel Beristáin, Emmanuel Lubezki y Guillermo Navarro, por mencionar a algunos”, señaló Hugo Lara.
Elisa Lozano, quien se abocó al periodo comprendido entre 1931 y los años 70 resaltó los momentos claves de esa etapa: “se pasa de un cine casi artesanal en el que todos ayudaban en todas labores, pero es en el 31, cuando llega Alex Phillips de Hollywood, donde estaba muy establecido el cine de estrellas y el papel que cada uno ocupaba en una producción, se empieza a organizar la industria en México…”
“En los 30, los fotógrafos se nutren de fuentes pictóricas como el muralismo, de la fotografía fija y del cine expresionista alemán y el de Hollywood, en esa década se hacen cosas muy vanguardistas, Eisenstein acababa de irse del país y estaba muy fresca la llegada de Tina Modotti; en los 40 llega la etapa de esplendor con una mayor producción de películas, la construcción de los Estudios Churubusco, el establecimiento de un star system; más adelante, la llegada del color al cine supone un reto estético y técnico para los cinefotógrafos”.
Sobre el periodo que le tocó investigar, Lara Chávez destacó a los relevos generacionales que se dan hacia fines de los años 60 culminan en los 80: “en ese entonces había una política de cerrazón en los gremios fílmicos, sólo se permitía el ascenso por escalafón, muchos cineastas y fotógrafos de vanguardia como Rafael Corkidi y Rubén Gámez se enfrentaron a esta situación, o como les pasó a Arturo de la Rosa y a Ángel Goded que se incorporaron tardíamente a la realización de largometrajes de ficción; después, a causa del envejecimiento de los miembros de los sindicatos, pudo llegar la nueva generación que transformó a la industria, la renovación fue inevitable. Ahora nos encontramos en medio de la transición digital que está marcando un cambio en el cine a nivel mundial”.
El investigador indicó que para desarrollar Luces, cámara, acción, acudieron a los archivos fotográficos del Imcine, la Cineteca Nacional, la Filmoteca de la UNAM, Cinemas Lumiere y a las colecciones del productor Roberto Fiesco y de los fotógrafos de fijas Eniac Martínez, Federico García y Alberto Vázquez, entre otros.
Y sobre el papel que han jugado las mujeres en la cinefotografía, Elisa Lozano apuntó: “para ellas era casi imposible ascender en el escalafón sindical, por eso su incursión en forma se da en los 80 con Laura Ferlos, quien hacía las películas de Lola La Trailera, luego llegó Celiana Cárdenas y más adelante han surgido otros nombres como los de María Secco, Érika Licea y Dariela Ludlow”.
Sin embargo, aclaró Lozano, hay antecedentes desde la década de los 10 del siglo pasado con las hermanas Elhers y Elena Sánchez Valenzuela, quien fue la primera protagonista del clásico Santa, hizo cortometrajes para la Secretaría de Educación Pública y fundó la primera cineteca en México.
La investigadora subrayó que Luces, cámara, acción es un primer esfuerzo que traza líneas para futuras investigaciones: “cada uno de los cinefotógrafos debería tener su propio estudio; a mi me gustaría adentrarme en la obra de Alex Phillips y Alex Phillips Jr.; en la de Antonio Reynoso que fue maestro de Rafael Corkidi, quien a su vez, se revela como una gran personalidad de la experimentación; en la de Víctor Herrera que hizo La barraca de Gavaldón, en la de Ignacio López…”
Y agregó: “queremos hacer otro libro en el que incluyamos a Francisco Bojorquez, a Carlos Hidalgo, a Álvaro Garcés Colín, que en la década de los 60 fotografió películas de luchadores, de ciencia ficción, además de Los Caifanes; a él lo localizamos hasta que ya estaba el libro pero es una figura fundamental”.
De las anécdotas que rescata del desarrollo de la publicación, Elisa Lozano relató: “Rodrigo Prieto recuerda de manera entrañable cómo de chico hacía figuras de plastilina con su hermano, las filmaba, las tallaba con negativo; Rafael Corkidi fundó, con recursos propios, una escuela de cine para niños en situación de calles; Martín Boege nos contó que desde chico le ayudaba a filmar imágenes a su papá que era antropólogo, eso le dio una sensibilidad especial para filmar imágenes que captan los problemas sociales del país; o Alexis Zabé que tiene una filosofía de vida y de integración con la naturaleza que traslada a su cine”.
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Fuente: IMCINE
18.07.2012