siguenos
Un cocktail molotov: Gimme the Power
por Julio César Durán
@Jools_Duran


Porque no nacimos donde no hay que comer,

no hay porque preguntarnos Âżcómo le vamos a hacer?

Si nos pintan como a unos huevones, no lo somos. ¡Viva Mexico cabrones!

Que se sienta el power mexicano,

que se sienta, todos juntos como hermanos, porque somos más,

jalamos más parejo Âżpor qué estar siguiendo a una bola de pendejos?

Que nos llevan por donde les conviene y es nuestro sudor lo que los mantiene,

los mantiene comiendo pan caliente, ese pan es el pan de nuestra gente.

Molotov.


Siempre he pensado que Chinga tu Madre, pista número cuatro del disco ÂżDónde jugarán las niñas? (1997), es una de esas canciones clave en la historia de la música popular mexicana. Se trata de una de las piezas sonoras, si no es que la canción por excelencia, más incluyente de la historia y sin ningún lugar a dudas es una muestra artística sin la que no se entendería la cultura mexicana pop contemporánea. Por fin una película me da la razón y se llama Gimme the Power (Olallo Rubio, 2012).

Muchas veces se ha repetido en comparativa con el resto de nuestros países hermanos de América Latina, con mucha razón, que en México no hubo dictadura pero hubo PRI. Olallo Rubio, ex locutor de radio convertido ahora en cineasta, intenta con su tercer filme, una especie de ensayo sobre el clima político que ha reinado gran parte del siglo XX y lo que va del XXI en México a partir de un breve repaso de la historia del rock mexicano, pero más importante, a partir de un cronograma de la carrera de Molotov, banda que ha significado un hito dentro del panorama contracultural mexicano.

Durante todo el documental nuestro posmoderno director de cine, Olallo Rubio [ÂżY tú Cuánto Cuestas? (2007), This is Not a Movie (2011)], nos lleva de la mano por los últimos 100 años de la historia de nuestro país, a través de una serie de homenajes al cine nacional –la introducción, tan larga como es, es una joya visual llena de referencias–, y a sus documentos sonoros.

Siempre con la mente en que México ha sufrido un régimen agresivo e impuesto, a través no de un solo dictador si no de aquella figura funcionando a través de varios mandatarios, este ensayo audiovisual narra cómo las prácticas políticas de grupos conservadores y neoliberales, como las de los gobiernos priístas y panistas, han venido manejando a su antojo al país al mismo tiempo que han callado o incluso aplastado con violencia a aquellos inconformes con la forma en que se maneja el estado.

Al igual que la música de Molotov, Gimme the Power es un documento basado totalmente en el stock que pone de manifiesto el no estar de acuerdo con el burdo modus vivendi que los poderes seculares quieren para los “gobernados”. Usando las pistas de los primeros 3 discos de la célebre banda como medio de representar los puntos que desarrolla, se van deshebrando puntos álgidos de la historia reciente en México y de su circo político desde el fraude electoral de 1988 hasta el que se dio en 2006, pasando por los crímenes cometidos durante el sexenio de Salinas De Gortari, la aparición del EZLN, la transición democrática, la “guerra” contra el narcotráfico, etc., siempre en tono satírico y desenfadado.

El documental tiene una factura bastante simple, muy cercano al reportaje periodístico interpretativo cual nota de la Rolling Stone o de la revista Playboy, mundo del cual sale Olallo Rubio, pero resulta bastante efectivo y eficiente, cuya forma tiene peculiaridades que siempre ponen en evidencia (deliberadamente o no, no lo sé) que estamos viendo a través de las gafas del realizador, por ejemplo durante los testimonios la mitad de la pantalla está siempre ocupado por la espalda y nuca de Rubio. Estas peculiaridades caen en lo risible cuando aparece Olallo en la pantalla al hacer las entrevistas y solo ocupa el campo-contra-campo para mostrarse a sí mismo riendo de alguna broma del entrevistado.

Fuera de las obvias fallas de este documental (como lo puede ser la selección de testimonios, que a mi parecer fuera de 2 ó 3 personajes, es un desperdicio), resulta el filme más acabado de un realizador que entra al cine sin querer hacer cine realmente, y se vuelve uno de los cineastas jóvenes más regulares de la filmografía mexicana contemporánea.

El filme es un monumento anti-PRI, muy necesario en momentos en los que el ciudadano promedio olvida la gran novela de su represión y criminalización. Olallo ensaya la historia reciente que hemos olvidado, la historia de fraudes, de asesinatos, de genocidios, de manipulación, de crisis, de crimen; todas esas cosas bonitas a las que nos tiene acostumbrado un gobierno corrupto que prefiere mantener las comodidades de algunos y de intereses extranjeros, antes que proteger a su propio pueblo, y que al igual que en la saga de Harry Potter (2001-2010), cual temible Voldemort, después de una década fuera del poder intenta regresar a él a toda costa.

Gimme the Power se conecta con las memorias de Avándaro y los jóvenes cantando Tenemos el Poder de la banda Peace and Love. El documental, al igual que la canción homónima, es un grito contra a la autoridad que nos ha dado décadas de motivos para nunca confiar en ella; es una queja en un tiempo donde la música se ha vuelto vacía y nos ha quedado a deber el soundtrack de la resistencia/descontento que bien o mal se vive; es un llamado a volvernos críticos y reflexivos, si se quiere (y qué mejor) desde la irreverencia.

24.06.12

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
Comentarios:
comentarios.