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Foro 32. Melancolía se pinta de azul

por Cuauhtémoc Pérez-Medrano

 

 

 

 

Yes Im lonely wanna die

Yes Im lonely wanna die

If I ain dead already

Oh girl you know the reason why...

Lennon-McCartney

 

Gracias a la era digital poco deja a la imaginación Lars von Trier cuando nos ofrece los colores de Melancolía (2011) que se pinta de azul. Es azul el fatal planeta de nombre Melancolía que se acerca al nuestro en el filme, pero también es azul la melancolía, lo sustenta la expresión anglófona que define el concepto: to feel or to be blue.

 

 

Y si de azules se trata, no está demás que lo diga, existe también otro planeta azul, o por lo menos así conocido: la Tierra, hacia donde se dirige la amenaza detrás del Sol. Se podía pensar entonces que se plantea un choque de dos planetas azules, de dos melancolías, de una historia dividida en dos partes alumbradas por la vela tenue de la melancolía.

La primera parte de la historia recrea un ambiente muy decimonónico. Se desarrolla dentro de los festejos de una boda con vestido blanco, brindis, baile, champagne, etc. La novia es Justine (Kirsten Dunst), que deja ver, al inicio no tan evidentemente, que está inundada por la "bilis negra".

El carácter depresivo y voluble de Justine se expresa por el manejo angustioso de una cámara que se mueve intempestiva entre los encuadres, a veces desenfocada, otras sobre enfocada. Por eso el montaje, quizá sea perogrullada decirlo, afecta a nuestros electrotransmisores, nos perturba profundamente. Esta primera parte del filme deja claras las relaciones familiares oxidadas, agrestes o más bien teñidas con auras también azules casi negros, donde los personajes son partícipes de una amanecer oscuro y de la inconclusión y fracaso de la pomposa boda.

Claire (Charlotte Gainsbourg) es el opuesto a Justine, su hermana. Un personaje más ingenuo que reprimido, más estable que expresivo, y pretende ayudar a su consanguínea a salir de la depresión. En esto se basa la segunda parte. Justine se va a vivir con Claire más a fuerza que por gusto, y compartirá la casa con su cuñado John (Kiefer Sutherland) y su pequeño sobrino Leo (Cameron Spurr), hasta el fin de sus días, que no es largo trecho. Los planosecuencias un tanto más estandarizados, sin muchos contratiempos. Y entonces se preguntarán ¿y Melancolía?

El planeta aparece desde el inicio y va reforzando la idea de su presencia a cada paso. “¿Qué estrella es esa?”, pregunta Justine cuando, como diría Borges, la noche está unánime, y acotaría Neruda, y los astros palpitan a lo lejos. La melancolía es también desorden psicológico, y los lunáticos perciben el futuro, en este caso un planeta: la catástrofe, el fin, el impacto del planeta Melancolía contra la Tierra.

En esta segunda parte de la película, la presencia del planeta es la guía de las emociones, como afrontar el final de la vida en nuestro amado planeta, aceptarlo, dudarlo, esperar que ocurra un milagro. El final se acerca y no suena ninguna trompeta, ni aparecen los ángeles, nadie resucita. Graniza, se acaba el aire y Melancolía baila la danza de la muerte bergmaniana.

¿A donde escapar? ¿Cómo afrontarlo? Justine, la depresiva ya no se sumerge más en la tristeza, o quizá la aceptación es la última huella de que el dolor o el vacío permanecerán toda la vida. Por eso una noche, junto al río, Justine toma un baño de luna y de Melancolía. Claire, sacia su miedo con esperanzas de que algo suceda. Sabemos qué pasará, desde el inicio del filme lo supimos, y sucede mientras el preludio de Tristán e Isolda de Wagner, le da sentido sonoro a lo monstruoso del universo.

Salimos de la sala de cine, con miedo de voltear al cielo. De poder descubrir un poco de Melancolía. Por ahí escuche que después de esto ya sólo se puede mirar hacia abajo y hacia el frente. Alguien más después me dijo que definitivamente no vería otra vez esto, sin sentido y de cortes narratológicos increíbles. Historias inconexas con el fin del mundo como un pretexto, dijo otro. Yo sólo sé que de ver la película otra vez, volvería a verla en cine. Los placeres de tener un lugar para detener el tiempo y contemplar el infausto final de la Tierra, con todos los sentidos y música de Wagner, con todo lo azul que se pueda, merecen la pena.

 

 

23.05.12

 



Cuauhtemoc Perez Medrano


Comenzó su doctorado en Suiza y lo terminó en Alemania, en la universidad de Potsdam. En el entretanto ha vivido en Suiza, Holanda, Francia, Portugal, Alemania, Italia y Malta. Ha trabajado como mesero, botarga, tablajero, conductor de tren, vendedor de créditos, plomero, jardinero, profesor de español, cocinero, b....ver perfil
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