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La pesadilla introspectiva: Eraserhead

por Sharely Cuellar

 

David Lynch expone sus angustias en Eraserhead (Estados Unidos, 1977), su primer largometraje en el que adapta sus pensamientos sobre  la paternidad inesperada, el desamor y la soledad, tópicos representados en blanco y negro. Los sonidos, los encuadres y la iluminación transportan al espectador hacia un mundo onírico, lugar que parece el refugio de un hombre atormentado por su insatisfactoria realidad.

En esta película las emociones son transmitidas principalmente por medio del lenguaje corporal de los actores, es por eso que los close-ups son clave para entender las frustraciones de Henry Spencer (interpretado por Jack Nance), quien vive en una zona industrial y está inactivo de su labor como impresor porque, según él, se encuentra de vacaciones. Su ex novia Mary (Charlotte Stewart), a quien hace tiempo no ve, le pide repentinamente que asista a una cena familiar, donde Henry se entera de que Mary tuvo un hijo y ambos deberán hacerse cargo.

Un engendro que nace prematuro es el castigo de la joven pareja que tuvo sexo fuera del matrimonio. Aunque el aspecto físico de la criatura no provoca el rechazo de sus padres, sí frustra a Mary al punto del abandono porque no soporta las dificultades de la maternidad y se quiebra emocionalmente cuando el hijo sin nombre llora la noche entera impidiéndole descansar. Así, el escape de Mary obliga a Henry a experimentar un rol paternal que invade y transforma sus sueños.

Subvertir la cotidianidad es el terrero que David Lynch exploraría también en otras películas como Blue Velvet (1986), sin embargo el caso del nervioso e inexperto padre en Eraserhead hace que este personaje se convierta en víctima de su angustia, misma que invade el plano de la inconsciencia. Esta relación entre la realidad y lo fantástico como parte clave para entender el desarrollo de la trama o la psicología de los personajes es otro recurso del director que utilizaría con frecuencia en su filmografía en futuros trabajos como Lost Highway (1997) o Mulholland Drive (2001).

La relación de Henry con la vida del director es directa. En Eraserhead vemos una versión de David Lynch creada por sí mismo para representar la experiencia de ser padre, como él a los 22 años cuando vivía en la ciudad de Filadelfia. El miedo, la confusión, la angustia, el asombro y la incertidumbre son aspectos que vemos con frecuencia, aquellas manifestaciones son las de un hombre que en su momento tampoco encontró un manual para desempañar ese papel tan importante.

La mujer del radiador (Laurel Near) es el consuelo emocional de Henry, mientras la vecina (Judith Anna Roberts) es el objeto del deseo. El contraste de ambos personajes converge en un tipo de tranquilidad momentánea en las fantasías del protagonista.

Henry en realidad está confinado en casa para cuidar día y noche de un hijo que llora en cuanto el padre abre la puerta en intentos fallidos para salir de la diminuta habitación. La única conexión con el mundo fuera de su nueva prisión es la ventana que muestra un muro de ladrillos y evoca el libro La Metamorfosis de Kafka, donde la pequeña ventana en el cuarto de Gregorio Samsa no puede mostrar nada más que una espesa niebla. En ambos casos, los protagonistas recurren a sus mentes para hundirse en pensamientos y emociones que los alejen del problema principal.

Henry es un viajero del mundo onírico. El posible surrealismo del filme permite que las imágenes de la inconsciencia se unan con la realidad en esta película.  El blanco y negro, recurso estético que retoma Lynch en su segunda película (El Hombre Elefante), da una propuesta visual más simple, además de destacar las dimensiones de espacio y profundidad, apoyándose de una iluminación que alude al expresionismo alemán.

Los pocos diálogos utilizados en Eraserhead conceden mayor relevancia a los sonidos. La música es misteriosa, se escuchan ráfagas de viento constantemente,  además de las tuberías de la zona industrial y silencios, muchos silencios. El título Eraserhead, Cabeza de borrador o Cabeza borradora en sus traducciones al español, cobra sentido con una de las escenas al final del largometraje, donde entendemos de manera implícita que el desgate gradual de la mente no tiene otro final mas allá que simple polvo en el aire.

 

06.08.18

Mr. FILME


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