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MICG 2018: My wonderful west Berlin

por Brianda Pineda Melgarejo

 

Es curioso aceptar que la resistencia moral y religiosa contra la homosexualidad no es más (si activamos el “modo” panorámico de la historia) que una relación sadomasoquista institucionalizada. Querer dominar al otro por no comprender el objeto de su deseo. Sentirse humillado por una forma de vida extravagante y escandalosa que no es la nuestra. Un estira y afloja que las más de las veces tiene por consecuencia víctimas por crímenes de odio, familias que rechazan a los suyos, una represión emocional aguda y en su arista creativa una euforia por parte de la disidencia que a su protesta y estilo va como puede contando su visión de las cosas y sembrando ideas y acciones esperanzadoras entre una comunidad extensa y estrafalaria. Así lo atestigua My wonderful west Berlin (Jochen Hick, 2017), un documental que sirve como registro estético e histórico de una generación de hombres homosexuales que gastaron a la buena su juventud en el Berlín de finales de los años 60 y se vieron envueltos en la evolución del fenómeno libertario sexual, en la necesidad de reunirse entre iguales para desdibujar los estigmas que la sociedad les imponía, y en el terror que vino a sembrar el sida a mediados de los años 70.

El filme, compuesto por ráfagas de momentos clave en la vida de los personajes y del movimiento gay, pretende visibilizar los altibajos que se dan en todo grupo de seres que se reúnen por un instinto de supervivencia y socialización y, sin embargo, debido al carácter camaleónico de las ideologías, llegan a tener roces y fisuras que impiden alinear la causa hacia una sola dirección. Un muchacho dice durante una de las asambleas que su interés no está centrado en la política del momento, sino en su homosexualidad. Conocerse para poder ser con los demás es un principio de libertad y desinhibición. Klaus Schumman, diseñador nacido en 1937 en Berlín Schöneberg, cuenta a sus 80 años que siempre creyó que su madre tenía una relación incestuosa con él. Él confeccionaba vestidos y prendas para ella, como muestra de su afecto, pero un día se preguntó qué significaba ese maniquí, quién era, y en un acto de revelación e histeria tomó sus tijeras y avanzó hacia él hasta partirlo en dos. Se independizó y abrió su propio estudio. En 1978 la revista Stern publicó un número en el que más de 600 hombres del Berlín occidental salían del clóset con fotografía y nombre, Schumman fue uno de ellos. Le costó el silencio hasta la muerte de su padre, una reacción sádica que lo marcó de por vida.

La trama avanza entre saltos temporales, un collage sonoro y visual en el que fragmentos de películas, grabaciones caseras de las décadas retratadas, fotografías y documentos, así como testimonios que Hick grabó apenas un par de años atrás, enmarcan una historia llena de anécdotas y fantasías llevadas a la realidad. Testimonios de René Koch (travesti, bartender y performancero nacido en los 50), Wolfgang Theis (co-fundador del HAG [grupo de acción homosexual, en español] y curador del museo gay en Berlín), Rosa von Praunheim (activista reconocida por su filme It is not the homosexual who is perverse, but the society in which he lives), Romy Haag (“una de las artistas queer más versátiles de Alemania”, quien en 1974 abriera un club nocturno llamado Chez Romy Haag muy frecuentado por sus shows drags), entre muchos más, pues la investigación fue larga y meticulosa. Aunque discreto, encontramos aquí un homenaje al erotismo y a la vida nocturna de toda una generación. Radiografía de clubes, zonas habitacionales, manifestaciones políticas e intervenciones callejeras, intimidades, expresiones y formas de recordar una época de desenfreno y encanto, de miedo y deseo.

El cine tiene la ventaja especular de hacernos creer que la frase una imagen vale más que mil palabras reina en la representación. Y si además desafía la lógica y muestra pero también dice, no habrá mucho que reclamar como espectadora. Por su carácter, el documental del que hablamos, es un valioso aporte a nuestra historia opacada generalmente por desvíos y silencios. No olvidemos el horror de la segunda guerra mundial: eco del artículo 175 del código penal alemán establecido en 1872, el cual prohibía y condenada la relación entre dos hombres y cuyo auge de crueldad tuvo lugar a partir de 1935, cuando el régimen nazi lo modificó para el mal y la muerte de cientos y miles de hombres. La construcción del muro de Berlín. La estrategia, cuyo origen no queda del todo claro, de la epidemia del sida. Los obstáculos burocráticos y costumbristas de una nación.

Ante todo esto y más, es evidente que la historia homosexual no es sólo la descripción de una orientación sexual, sino una fascinante muestra de las transformaciones humanas cuando el espíritu habla. Basta recordar una de las reflexiones planteadas al final de la película por uno de los fundadores del HAG sobre cómo los gobiernos de “izquierda” no han hecho sino enfatizar el carácter anárquico, cuando verdadero, de la disidencia. Los campos de concentración en la Cuba y la Rusia socialistas, por poner un ejemplo, fungieron como verdugos del movimiento a pesar de predicar una ética humana. Fue a través del sistema capitalista, y no de ellos, que los gays encontraron cierta “libertad”. Oh paradoja, nuestro amigo menciona que el sistema que hoy nos oprime “necesitaba” del hedonismo homosexual para mejorar su imagen y echar a andar su mecanismo consumista. El modelo patriarcal condena la alegría, el desenfreno y eso que llama perversión por su lealtad a la represión de las pulsiones, pero admira en secreto la personalidad gay, y cuando puede la utiliza a favor de sus planes. La enajenación que parece tantas veces estar de nuestro lado y que suele ofrecer comodidades y premios puede ser uno de los enemigos más presentes del movimiento, el más inofensivo y letal. No perdamos de vista que la sociedad del espectáculo sabe, como muchas de las criaturas urbanas que la pueblan, que el show debe continuar.

 

06.08.18

Brianda Pineda


@brryanda

Xalapa, 1991. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana. Ganadora en dos ocasiones del Premio Nacional al Estudiante Universitario Carlos Fuentes. Ha publicado reseñas y artículos en La Palabra y el Hombre y reseÃ....ver perfil

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