por Raquel Herrera Celis

¿Qué es un modelo? ¿Un prototipo, una figura fragmentada, una creación inverosímil o simplemente un humano?

Modelo (Model, Estados Unidos, 1980) de Frederick Wiseman acompaña a hombres y mujeres durante su trabajo en desfiles, comerciales y sesiones fotográficas, mostrando sus diferentes estilos y manera de desenvolverse en el mundo de la moda, así como la meticulosa selección en busca de rostros perfectos.

Con el mismo estilo que lo caracteriza, Wiseman nos enseña a observar para dejar de simplemente ver, pues en las cosas más evidentes se encuentran los más grandes detalles.

Modelo no es la excepción en la filmografía del documentalista norteamericano. Ya que refleja una realidad amigable y benévola, la realidad que no pretende herir a nadie sino únicamente mostrar el otro lado de los prejuicios, plasmando hombres y mujeres que se ganan la vida iluminando sus rostros con flashes y adornando sus cuerpos con ropa fina, dejando su belleza sobre revistas, fotografías, marcas comerciales e idolatría.

Con un toque de exploración, no hacía algo nuevo, pero sí a algo tangible, Frederick refleja sonrisas, emociones, libertad y empatía, a través de un lente que poco a poco se va convirtiendo en una lupa, observando hasta las cosas más diminutas que pasan por debajo del escenario, como las risas y bromas que hay entre los descansos de una jornada laboral.

Donde el glamour se hace a un lado para teñirse de naturalidad, y se abandonan los bolsos lujosos para sostener la correa con la que se pasea una mascota.

Porque como menciona el director, un modelo no sólo es la persona que se ve destellante y llena de protagonismo, sino también es aquella que pasea a su perro por las calles. Porque más que un mundo superficial y frívolo, el modelaje es una plataforma de ingreso para muchos humanos perfectamente imperfectos.

17.05.18