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Míster Universo

por Julio César Durán

 

No es ninguna novedad establecer que el viaje en sí mismo es una posibilidad narrativa interesante y elemental, desde los albores de la literatura (escrita o hablada) como nos lo ha hecho evidente Joseph Campbell, hasta los recientes juegos de obras cinematográficas cuyo valor es el puro maquillaje visual.

El viaje pues, tocado como una mera fórmula o como una necesidad más trascendental, de igual forma en Pixar o en los maestros del ya viejo Nuevo Cine Alemán –por echar únicamente dos breves vistazos– es sin duda un andamiaje narrativo que provee a los cineastas de posibilidades vastas. Así es como el tándem formado por la italiana, Tizza Covi, y el austriaco, Rainer Frimmel, se vale de dicha estructura para envolvernos con su Míster Universo (2016).

Como parte de una posible trilogía formada por sus anteriores filmes de ficción (La pivellina, 2009 y El brillo de los días, 2012), los realizadores Covi y Frimmel encuentran historias sumamente emocionales registradas con filtros que nos recuerdan tanto al cine casero como al cine profesional independiente de los años ochenta, que no necesitan la espectacularidad de un drama acartonado o plástico, sino más bien buscan lo áspero (no obstante íntimo) del registro documental que ya conocen muy bien (y al que se han dedicado en tres ocasiones).

En esta ocasión, y con conexiones a los largometrajes mencionados, acompañamos el periplo de Tairo Caroli, joven domador de bestias en un circo itinerante, que es provocado por la pérdida de un importante amuleto que posee desde la infancia. Al intentar recomponer su vida y su trabajo, Tairo hará un viaje de estaciones donde en cada visita tendrá encuentros con el pasado y con entrañables lazos de sangre, a través de los que nos iremos adentrando en el personaje mismo.

La pérdida del talismán es el reflejo de que Tairo se ha perdido a sí mismo, y la lectura de cartas, cual oráculo, anuncia su odisea donde a cada tanto nos daremos cuenta de que el pasado supuso un mundo mejor. Con cada personaje (todos ellos reales, fabricándose y reapropiándose de su personalidad de una manera que recuerda a los protagonistas de Jean Rouch) nos vamos enterando de las nuevas condiciones a las que deben enfrentarse, que el “presente versus pasado” es una confrontación donde no sólo interviene una crisis económica europea sino la pérdida de valores y amistades.

Míster Universo es, también, una película cinéfila, no sólo por evidenciar el aparato cinematográfico a la manera felliniana, sino por ser un espectáculo que se mira a sí mismo como obra narrativa. La historia del circo y sus habitantes es consciente de sí misma, todo el tiempo, pero sigue remitiendo al eterno viaje del “protagónico” que tantos éxitos ha dado al cine industrial; partiendo de ello, los estereotipos dejan de serlo para convertirse en arquetipos. Tairo, nuestro héroe, debe cumplir su destino y encontrar lo que, como espectadores, hemos perdido en el camino de la cinefilia: el asombro que da la emotividad sin cursilería.

Publicado originalmente por Cineteca Nacional el 21 de agosto de 2017.

 

02.01.18

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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