siguenos
El ornitólogo

por Germán Martínez Martínez

 

El ornitólogo (2016), quinto largometraje de João Pedro Rodrigues, tiene múltiples virtudes y motivos para disfrutarlo. Es una película hecha desde el cine, para cinéfilos y parte de una vasta obra que incluye documentales y cortometrajes. Quienes están familiarizados con los filmes anteriores de Rodrigues notarán que vuelve a temas como el de la exploración de la identidad, el deseo, la espiritualidad y la mitología; pero ahora de una manera, si cabe, más precisa, aunque, paradójicamente, en un ambiente con mucho de onírico.

La trama sigue la historia de un ornitólogo, Fernando, que observa aves en medio de la naturaleza. Pronto surgen los paralelos entre él y la figura de referencia, San Antonio de Padua. Asimismo, esto da pie a uno de los logros indiscutibles del largometraje: un cambio de registros que lejos de distanciar, envuelve en la película. El principio de la cinta muestra a Fernando haciendo su trabajo, en imágenes que algunos han emparentado con lo documental, interpretando pobremente al director, quien ha hablado de la importancia de la naturaleza y los lugares. Esas imágenes se vinculan mucho más al cine contemplativo, pues la complejidad de su composición atañe principalmente a propósitos estéticos. Más adelante en la película, nos encontramos con secuencias que saltan de lo erótico a lo fantástico, con cabal pertinencia y sutileza, al grado de confundir, positivamente, en cuanto a en qué momento se dio la transición.

La aventura de Fernando, que se desencadena cuando sufre un accidente en el río, lo coloca en múltiples situaciones, en que no falta el humor, y que lo mismo lo llevan al encuentro de peregrinas extranjeras en el Camino de Santiago, que con amazonas que no hablan portugués, como con animales disecados en medio del bosque. Abunda la imaginería tanto de inspiración cristiana como pagana. Esto, por supuesto, puede dar pie a lucubraciones e indignaciones. En el marco de la película, no obstante, contribuye, sobre todo, a una puesta en escena que con frecuencia actualiza los potenciales eróticos de relatos e imágenes religiosas.

La selección del reparto, vinculada a lo anterior, también contribuye a la efectividad y coherencia de El ornitólogo. Fernando es interpretado por el actor francés Paul Hamy, doblado por el mismo Rodrigues al portugués. Se ha hablado del contenido homosexual de la cinta, pero no se señala lo palpable de la belleza de Hamy y su buen aprovechamiento por la mirada que sabe mostrar ese atractivo en múltiples escenas. Sin embargo, no se trata sólo de la selección de un actor, sino de una estructura craneal y otras similitudes de rasgos, y de la secuencia de imágenes, que vuelven realmente encantadora la transformación de Fernando en San Antonio, interpretado por Rodrigues. No la belleza por la belleza, sino la belleza para el cine.

Dos películas de Luis Buñuel, La vía láctea (1969) y El fantasma de la libertad (1974), quizá puedan relacionarse con el filme de João Pedro Rodrigues, en términos de planteamiento y tema. Ninguna de las dos cintas de Buñuel suele ser enumerada entre lo más atractivo de su producción, acaso por tener cierto carácter artificioso –aunque hay que recordar que lo más destacado de su cine está entre lo mejor de la historia del arte. El hecho es que no han tenido una recepción entusiasta, sin que eso hable necesariamente de su calidad cinematográfica. De manera análoga, que incluso entre un público devoto del cine puedan surgir, por ejemplo, preguntas a propósito del sentido de la película de Rodrigues no debería marcar su recepción, pues se estaría desatendiendo lo fundamental del film. Así, la mayor virtud de El ornitólogo podría encontrarse en ser cine al extremo, pero quizá esa sea también su limitación.

El ornitólogo (2016), de Joao Pedro Rodrigues, se proyecta en Cineteca Nacional.

 

21.03.2017

Germán Martínez Martínez


Escritor, académico y director de programación del Discovering Latin America Film Festival de Londres. ....ver perfil
Comentarios:
comentarios.