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Paraíso perdido

por Elizabeth Limón

 

Imaginemos un paraíso perdido. ¿Qué observamos? Tal vez un lugar detenido en el tiempo donde la naturaleza aún conserva sus virtudes y los humanos que lo habitan son uno con el medio ambiente. ¿Demasiado utópico? Por más ideal y fantástico que suene, un sitio de esa índole existe: las islas Azores, ubicadas en Portugal, son esa imagen de lo que se ha perdido conforme la modernidad ha avanzado o, al menos, eso es lo que significa para algunos.

Paraíso perdido (Oliver Victoria, 2017) nos acerca no sólo a este maravilloso ecosistema, sino a las personas que lo han adoptado como su hogar. El ojo del director es sabio, su observación no es superficial: tal como si buscase la mítica Atlántida en las entrañas del océano, se sumerge en la vida de estas personas y en la forma en que interactúan para entender cómo vislumbran esta jauja.

Con peculiaridades y experiencias se construye este relato. El origen de la Atlántida es sólo uno de los ejes sobre los que navega la historia, pues cada persona nutre la pantalla al mostrar las razones por las que llegaron ahí y los motivos para permanecer. Arraigados, tal vez por pensamientos mágicos, se vinculan no sólo con sus similares sino con la historia que el entorno les regala.

Todo convive en las islas: el silencio, la naturaleza, la vida y la muerte. Uno de los habitantes nos dice: “Aquí puede ser un paraíso si lo quieres, los pájaros te están hablando, los árboles te saludan, sólo necesitas escucharlos”. Parece decirnos que, al percibir a través del silencio lo que la madre tierra nos brinda, podremos comunicarnos sin siquiera emitir un sonido. El concepto se vuelve tan natural que por momentos es difícil no pensar en las posibilidades que se tejerían si esto fuese posible.

Y frente a este retrato naturista, no tenemos un discurso que manipule al espectador, que lo fuerce a ser condescendiente, que lo obligue a comprometerse con el lugar; únicamente se trata de una vista transparente del entorno que a veces damos por sentado porque decidimos omitir esos detalles. Al final, eso es: una mirada al paraíso perdido que ahora está al alcance de todos nosotros.

 

24.02.17

Elizabeth Limón


Cree haber nacido en una época en la que no debió de nacer, tal cómo un guionista que Woody Allen retrató alguna vez. Piensa que el pasado suena mejor que el futuro, eso se debe a su falta de comprensión tecnológica, incluso los personajes de Tarkovsky podrían saber más de redes sociales que ella.....ver perfil
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