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La libertad del diablo

por Cuauhtémoc Pérez-Medrano

 

Vacío, eso que se siente en el estómago por no llorar. Vacío, eso que se siente en todo el cuerpo por llorar. Así nos quedamos en las butacas del Haus der Berliner Festspiele, tras observarles los ojos a las personas que sobreviven el dolor causado por la guerra  contra el narcotráfico en México.

La libertad del diablo está construido por un coro de rostros y almas lastimadas, máscaras profilácticas que se utilizan para rostros heridos, en el documental cubren los rostros de víctimas y victimarios. Un diálogo inusitado, imposible, una cantata entre la mayoría de los actores sociales de esta guerra civil, en palabras del mismo realizador, documentalista de gran promedio, Everardo González.

Los espejos y las máscaras son elementos técnicos para permitir hablar a los personajes, pero termina siendo un arma poética que hermana el dolor con las elocuentes miradas y labios: el pueblo matando a su pueblo.

González no ofrece soluciones, sino distiende el problema, lo estira a grados muy tensos, en donde la empatía es la única salida. Quizá los procesos del perdón y amnistía en Colombia son nuestro espejo en un presente-futuro. El documental es sobrio, fuerte, unánime, ácido, elocuente,  un golpe que nos deja desvalidos adoloridos con necesidad de máscara.

La pieza nos coloca esa máscara que no queremos tener cuando vamos por pan, cuando trabajamos o cuando miramos la tele. Los paisajes que se muestran son parte de esa devastación, esas ruinas mexicanas, que no están lejos de cualquier otro lugar del mundo en donde se rija o haya regido el control y el miedo, la violencia y la obediencia. ¿Alemania 1933, EEUU 2017, Congo, Palestina, Arkansas, Siria, Italia, Francia, Indonesia? Todos juntos, y por separado, cuando el motor económico que prioriza el dinero encuentra un enemigo.

Se preguntarán a quienes entonces visibiliza el documental. Visibiliza el diálogo de violencias heredadas y a todo aquel que, por el miedo, haya reaccionado con violencia. Con La libertad del diablo, González tácitamente propone la discusión y el debate visual que necesita del espectador para concretar su sentido.

Aplausos sin piel.

14.02.17



Cuauhtemoc Perez Medrano


Comenzó su doctorado en Suiza y lo terminó en Alemania, en la universidad de Potsdam. En el entretanto ha vivido en Suiza, Holanda, Francia, Portugal, Alemania, Italia y Malta. Ha trabajado como mesero, botarga, tablajero, conductor de tren, vendedor de créditos, plomero, jardinero, profesor de español, cocinero, b....ver perfil
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