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Sunú

por Brianda Pineda

 

¿Qué puede importarle al campo la indiferencia de las ciudades? Aquellos poderosos, como Monsanto, que pretenden despojar a la naturaleza de su riqueza y serenidad ancestral -a favor de un pacto extranjerizado donde, a cambio del alma de la tierra, los sembradores reciben una paga injusta y el beneficio invisible de una bola de desconocidos por destino geográfico y por travesura industrial e intramafiosa-, son el enemigo que no hay que perder de vista.

La negativa a sembrar maíz transgénico es, además de la repulsión por la tortura desatada en sangre y desapariciones humanas (cada día más común), como si nos pusiéramos a sumar los árboles mutilados, una protesta impostergable. Las imágenes de Sunú (2015), el documental dirigido por Teresa Camou Guerrero, reconcilian realidad y esperanza. El carácter místico de la semilla permanece y entre las manos que aún hablan con la tierra es posible (y necesario) atisbar un futuro en donde a la hora real de la cosecha el campo no requiera de un empujón artificial sino de la sabiduría de los ciclos naturales. Esto no es, aún, una nostalgia. Es, acaso, una señal imperdible. Un llamado al despertar.

En la comodidad que gozamos los espectadores habituados a movernos entre la ciudad y sus costumbres, vamos perdiéndonos sin comprender la importancia de reaccionar. Y entre piedras y viento del sanador, una mujer de más experiencia que años, al moler maíz sobre el petate nos recuerda en voz viva cómo los campesinos están no por más resignados menos conscientes del crimen que, en nombre del progreso, unos cometen y la mayoría callan. Ella dice “México está dormido, no quiere despertar. Así va a seguir porque nadie quiere entender”.

El documental sirve para dar testimonio humano. Como forma fílmica deja entrever los deseos y pensamientos de aquellas personas que intentan ser sometidas por el sistema económico e industrial. A pesar de vivir aún la magia natural de los campos abiertos, estos que resisten son parte de un proceso donde el objetivo (cifras desorbitantes en bolsillos de los poderosos aparte) es vender la patria y presagiar la infertilidad de un futuro en súper desarrollo, y en la lucha contra esta misión oscura afirman la necesidad de frenar la tentativa de Monsanto y preservar la dignidad de la agricultura.

El alimento sagrado de oro y alegría está en riesgo y una plegaria de angustia, sin acción, no va a salvarlo. Más allá del mundo de las apariencias, como en tiempos remotos, cada uno y en coro vamos cosechando lo que sembramos.

26.06.16

Brianda Pineda


@brryanda

Xalapa, 1991. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana. Ganadora en dos ocasiones del Premio Nacional al Estudiante Universitario Carlos Fuentes. Ha publicado reseñas y artículos en La Palabra y el Hombre y reseÃ....ver perfil

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