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Civil War: el recuento de los daños

por Qornelio Reyna

 

La fase tres del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) dio inicio con el magno estreno de la adaptación de la Civil War marvelita, uno de los arcos argumentales más famosos y espectaculares que se han escrito en “la casa de las ideas”. Con Batman Vs. Superman (Snyder, 2016) pisándole los talones y las películas venideras tanto de DC como de Marvel/Disney, las expectativas eran altas y las razones para ver el filme dirigida por los hermanos Russo, eran bastantes.

Quienes ya la vieron, incluso más de una ocasión,  podrán coincidir en lo siguiente: lo primero que hay que decir, aparentemente, a la hora de “calificar” esta cinta  y seguramente lo que a usted lector le interesa saber, es la sencilla afirmación de que la película es BUENA, así, a secas. ¿Qué de malo puede tener eso? Realmente un par de cosas, lo que hace pertinente repasar una cinta TAN complaciente como esta.

No está mal darle gusto a casi todos, de hecho ese es el objetivo de Marvel, Disney, Kevin Fiege, los directores y todos los que colaboraron en su realización. ¿Pero en realidad eso es lo que el público necesita? De que es lo que quiere, lo es, no hay duda. Todos salimos contentos, pero eso no significa debamos conformarnos con ello. Darse cuenta que el cine de súper héroes tiene una fórmula mágica que está patentada por Disney y Marvel no es suficiente.

Al final de la película, de los grandes personajes, las secuencias de acción de maravilla y todos los easter eggs –tanto a los cómics como otras películas futuras y pasadas–, la Guerra Civil ni es tan bélica ni tan política como sí lo es de emocional. Es entendible que este aspecto es más universal y que lo político es normalmente incómodo, aunque lo segundo hubiera sido mucho más fascinante.

El conflicto, diferente a su versión en papel, se resuelve con un par de golpes, gente con el corazón roto, amigos de antaño de vuelta, rupturas cuasi amorosas entre ambos bandos y uno que otro personaje incidental con sus respectivos chistes obligatorios. Poco queda de un conflicto ideológico y bélico.

Por otra parte, el villano (¿había necesidad de incluir a uno?), conocido como Barón Zemo, es tremendo aunque muy tímido y con un plan “magistral” (nacido a partir de la coincidencia sin razón), quien en su momento más solemne es arrebatado de toda su maldad, cuando hace cara a su destino. Lamentable desenlace para un personaje maquiavélico que logra poner de cabeza a la súper cuadrilla marvelita con casi nada, más que la convicción de llegar a las últimas consecuencias.

Ahora que si usted lector quiere leer un lado más amable de la película, aquí lo tiene: las escenas de acción brillan por coreografía y buen ritmo, elementos que entre las peleas y la comedia nos llenan la cara de sonrisas. La escena de aeropuerto es fantástica y se siente que se está viendo algo nuevo, no muy distante al cine de acción pero también a la manera sci-fi y al mismo género de historietas que es desde ya uno más del mundo cinematográfico.

El Hombre Araña, Ant-Man y Black Panther se roban la pantalla, porque aunque incidentales (salvó el último), todos son trasladados del papel a la carne y hueso de manera fidedigna, convirtiéndose en definitiva en los verdaderos héroes de la cinta.

Sin embargo, el cine sin riesgos de los realizadores, los hermanos Russo, nos hace recordar y extrañar a Joss Whedon, director estrella de Avengers 1 y 2 (2012 y 2015 respectivamente), que decidió retirarse de la silla por diferencias creativas. Con él se podía hablar de riesgo, casi pudo hablarse de cine de autor o al menos una versión muy a pinceladas de él. En ese sentido toma mayor gracia lo que intentó Snyder para DC y que al parecer no gustó tanto al público. Lástima, hubiera sido interesante ver qué pasaría si aquél hubiera puesto a temblar tanto al público como a los productores.

Seguramente existirían dos bandos similares a los que se ven en el filme: por un lado los rebeldes como Whedon y Snyder que no piensan mantenerse a raya de las expectativas comerciales, arriesgando en sus propuestas visuales y narrativas, defendiéndolas a capa y espada y en el otro, los Russo y compañía, pensando que la alineación técnica es sinónimo de obra maestra y que estar de a cuerdo con los ejecutivos es siempre el mejor camino.

Por el momento el cine de súper héroes está en forma y Capitán América: Civil War (2016) es el ejemplo perfecto. Como ya se dijo, la película no es mala, pero que sea buena no la convierte en la mejor. No obstante no podemos negar su título de campeona de la temporada y seguramente es una de las mejores películas que nos ha dado el género desde su renovada travesía. Ahora no queda más que esperar los siguientes títulos deseando que al menos un par nos den un poco de lo que aquí tan humildemente pedimos.

 

15.05.2016

Qornelio Reyna


@Johnny_Mofeta
Comunicólogo en formación, cinéfilo de vocación con esperanzas de realizar estudios cinematográficos en alguna institución, en la calle, en las salas, afuera del Elektra viendo las películas del canal 9... donde sea.....ver perfil
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