siguenos
Hannibal: Un banquete en tres tiempos

por Adolfo Cruz Carbajal

Las cicatrices nos recuerdan que el pasado es real

Hannibal Lecter

 

Stanley Kubrick dijo en 1972, en una entrevista a Andrew Bailey para la revista Rolling Stone, que “el valor de una obra de arte se encuentra, a fin de cuentas, en nuestro afecto por ella y no en nuestra habilidad para explicar por qué es buena”. Es precisamente el afecto que entra por la vista y el paladar, lo que puede describir el buen gusto que caracteriza a uno de los personajes ícono de ficción en la literatura moderna y el cine de terror: Hannibal Lecter.

Thomas Harris -periodista estadounidense que en 1981 diera a conocer, en su novela de horror psicológico El Dragón Rojo, al psiquiatra Hannibal Lecter confinado en una celda en el Hospital Estatal de Baltimore para los Criminales Dementes- muestra al gore, es decir la violencia gráfica y extrema, como el escenario que rige el mundo de los personajes que acompañan al “Monstruo” caníbal en las cuatro novelas que han sido adaptadas al cinematógrafo, El Dragón rojo (1981), El Silencio de los Inocentes (1988), Hannibal (1999) y Hannibal, el origen del mal (2006).

Es El sabueso (Manhunter, 1986) de Michael Mann la primera adaptación al cine que le dio rostro al caníbal creado por Thomas Harris, interpretado aquí por el actor Brian Cox; pero fue en 1991 que este personaje alcanzara reconocimiento e impacto mundial en El Silencio de los Inocentes (The Silence of the Lambs) del director Jonathan Demme, esta vez en la piel del actor galés Anthony Hopkins, quien con su ingenio histriónico construyó su propia versión del personaje, en sus palabras “una combinación de Truman Capote y Katherine Hepburn” que es el tono de voz que eligió para el personaje, papel que le valió el Óscar a mejor actor protagónico y que interpretaría en dos ocasiones más para la pantalla grande, dejando como legado a uno de los villanos más importantes en la historia del cine norteamericano. El ciclo se cerraba entonces con las cuatro novelas, bajo el sello de la casa productora responsable de haber convertido al Dr. Hannibal Lecter en una franquicia, la compañía Dino De Laurentiis con el mando de Martha De Laurentiis, quienes en 2011 buscaron revivir una vez más el paladar caníbal ahora en la pantalla chica, pero antes un poco de historia.

El 8 de abril de 1990 el público televidente estadounidense se preguntaba “¿Quién mató a Laura Palmer?”, el enigma de la serie Twin Peaks de David Lynch. Fue en ese momento que el formato de las series televisivas cambió para siempre al adaptar la narrativa cinematográfica a la del serial, elevando la calidad con elementos de surrealismo y cine noir, estirando el misterio central. En pocas palabras Twin Peaks puede ser vista como una película dividida en treinta episodios, algo que no sucedía en las series tradicionales que resolvían sus conflictos al final de cada episodio para empezar de cero en el siguiente. Por esta razón la serie lyncheana fue el parteaguas que abrió la oportunidad a propuestas televisivas alternativas como The Kingdom (1994) de Lars von Trier o Los Soprano (1999) de David Chase, éste último en televisión de paga el cual se inclina hacia contenidos más fuertes y arriesgados, por esta razón no es de extrañar que hoy en día ésta sea la plataforma ideal que acoge lo que la televisión abierta no se atreve a mostrar.

Con este antecedente, el reto de llevar a Hannibal Lecter a la pantalla chica se volvió más intenso para Martha De Laurentiis, ya que el universo del psiquiatra caníbal se antojaba para la televisión de paga, pero su firme determinación en alianza con el productor creativo Bryan Fuller, inclinó la balanza por la televisión abierta y la cadena NBC entró al juego considerando que el estilo gore de la literatura de Thomas Harris y el antecedente cinematográfico era demasiado arriesgado y atrevido para el público de TV abierta, sin embargo dieron luz verde al proyecto y empezó a escribirse una página más en el recetario exótico.

Bryan Fuller (Héroes, 2006), productor y guionista televisivo, fue el encargado de reinventar el universo de Hannibal Lecter para la pantalla chica tomando como inspiración central la novela El Dragón Rojo, principalmente la relación entre el personaje de Lecter y el criminólogo Will Graham, aportando una historia previa que no había sido abordada en los libros ni en los filmes, ya que en un principio se había pensado en el personaje de Clarice Starling, inmortalizado por Jodie Foster en El Silencio de los Inocentes.

El elenco para la nueva puesta en escena necesitaba darle un aire fresco a la franquicia y en este aspecto hay que reconocer el gran acierto que resultó ser la elección para sucesor de Brain Cox y Anthony Hopkins: quientoma el revelo del asesino gourmet que gusta del buen Chianti es el actor Mads Mikkelsen, de origen danés. Este histrión representa una de las mejores exportaciones del cine escandinavo ya que su estilo radica en una sobriedad que intriga. Su principal cualidad es la de “menos es más”, demostrada de forma soberbia interpretando a Le Chiffre, némesis de James Bond en Casino Royale (2006) así como en roles dramáticos que conllevan un reto intenso, ejemplo de ello es su trabajo en La Caza (Thomas Vinterberg, 2012) que le valiera el premio a Mejor Actor en el Festival de Cannes.

A pesar de que la serie lleva por nombre Hannibal (2013-2015), el peso de la historia también se centra en el personaje de Will Graham, criminólogo cuyo “don especial” para entender la mente de los asesinos le lleva a formar parte del FBI -interpretado por el actor británico Hugh Dancy (La caída del halcón negro, 2002)-, que en la novela El Dragón Rojo es la mente que logra capturar a Lecter, pero en la serie se le propone un nuevo argumento al reinventar su primer encuentro en una relación tipo mentor-pupilo en su intento por capturar al “Destripador de Chesapeake”.

De igual forma la serie le da protagonismo a Jack Crawford, agente especial encargado de la unidad de Ciencias del Comportamiento en el FBI, para ello se fichó a Laurence Fishburne (Matrix, 1999) que con su fuerte presencia representa una especie de figura paterna hacia Will como su superior y a la vez protector en los casos a resolver, logrando así una especie de trinidad Hannibal-Will-Jack que le da una nueva perspectiva a la mitología de estos personajes creados por Harris.

De igual manera vemos de vuelta al equipo de laboratorio integrado por los agentes especiales Beverly Katz (Hattiene Park), Jimmy Price (Scott Thompson) y Brian Zeller (Aaron Abrams) con más presencia que en las novelas, quienes asisten en los casos de asesinatos. También tenemos el regreso del Dr. Chilton (Raúl Esparza), verdugo y némesis de Hannibal en las novelas; así como cierto balance femenino al cambiar los personajes del Dr. Bloom, por Alana Bloom (Caroline Dhavernas) y el periodista Freddie Lounds por la bloguera pelirroja de tabloide, Fredericka Lounds (Lara Jean Chorosteki) encargada del sitio web TattleCrime.

La primera temporada, estrenada el 4 de abril de 2013, aprovecha lo que las novelas y los filmes daban por hecho sobre el personaje de Hannibal Lecter, y es que en esta ocasión por fin lo vemos practicar la psiquiatría, que en palabras de Bryan Fuller fue “darle una nueva historia de fondo a partir de los elementos en las novelas de Harris justo en el momento previo a su captura, que es como lo conocimos por primera vez en El Dragón Rojo”. Por lo que la serie de cierta manera estira la historia del primer encuentro entre Will y Hannibal para darle más profundidad al conflicto que marca el arco narrativo de toda la serie.

El universo de Hannibal Lecter se encuentra entre el horror y el gore, por lo que la cuestión gráfica en la serie continuará la tradición de los filmes con momentos de violencia extrema que respetan la esencia de la literatura de Harris al transportar la elegancia teatral, de la psique de Lecter a las puestas en escena de los asesinatos ahora en la pantalla chica, como si de cuadros se tratara; elemento arriesgado para la televisión abierta, pero que a la vez le dio cierto prestigio al mostrar lo que otras cadenas no se atrevían.

A diferencia de lo que menciona Kubrick en su declaración citada al inicio de este texto, cabe resaltar el valor visual de la serie en el cuidado de los encuadres, sobre todo en terreno culinario. Si de Hannibal Lecter se trata, la comida es un personaje con vida propia en los platillos que de forma ingeniosa reflejan las situaciones en las que están atrapados los personajes de la serie, de especial mención en la primera temporada y de igual manera en la segunda. Las escenas entre Jack Crawford y Hannibal, cuyos intercambios son verdaderos convites, donde predador y presa entablan una amistad que raya en el sarcasmo para el espectador.

Frente a la lente de la primera y segunda temporadas desfila el formato del asesino de la semana (mención especial para Eddie Izzard como el Dr. Abel Gideon) con guiños al cine de Kubrick, Lynch y Hitchcock, pero sigue pesando la literatura de Harris con elementos que representan verdaderos tributos a las novelas, donde cada asesino era una versión del estado mental de Will Graham y que lo acercaba cada vez más al lado peligroso y oscuro de su “don”, una verdadera navaja de doble filo que le permite pensar como el asesino para poder atraparlo pero a un precio muy alto.

“Para mí eres como la mangosta que ahuyenta a las serpientes”. Así define el Dr. Lecter su amistad con Will en la primera temporada y es que ese “don especial” será la llave maestra que desatará los demonios que se ocultan bajo la superficie de los personajes al servicio del titiritero diabólico que usa exquisitos trajes sastre, ese que con una elegancia disfraza la monstruosidad del canibalismo al compás de los acordes en las Variaciones Golberg de Bach en la interpretación de Glenn Gould, pieza musical asociada por antonomasia a Hannibal.

El repertorio de personajes femeninos en la serie bien puede leerse como versiones fragmentadas de Clarice Starling, ya sean parte de la literatura de Harris o creaciones originales, ejemplo de ello son Miriam Lass (Anna Chlumsky), Chiyoh (Tao Okamoto), Abigail Hobbs (Kacey Rohl), y de forma más íntima Alana Bloom (Caroline Dhavernas) o la Dra. Bedelia Du Maurier, ésta última en un sorprendente aporte original como la psiquiatra del protagonista, interpretada con un velo gélido y misterioso por la actriz Gillian Anderson, la eterna agente Dana Scully de Los Expedientes Secretos X.

La segunda temporada introduce y combina elementos de las novelas sin necesidad de un orden cronológico, y mantiene el ritmo atrevido del gore superando a la anterior invirtiendo el rol de Will Graham como preso en el Hospital Estatal de Baltimore para los Criminales Dementes, en lugar de Hannibal. Es de hecho en esta temporada donde volvemos a ver la ya clásica máscara de hockey que inmortalizara Anthony Hopkins en El Silencio de los Inocentes, pero ahora en el rostro de Graham tras ella, además de que se nos brinda dos personajes más en la mitología de Harris, el sádico némesis de Hannibal, Mason Verger (Michael Pitt en la segunda temporada) y su hermana Margot (Katherine Isabelle).

Aquí ya se puede advertir cierta tensión homoerótica entre Will y Hannibal sin la necesidad de una atracción sexual; su relación mentor-pupilo es mucho más compleja y es llevada a límites sadomasoquistas en el plano psicológico como en el capítulo “Naka-choko”, donde las reglas del juego se rompen hasta confundir depredador con presa y viceversa, ejemplo de ello es el destino del personaje Randall Tier y el giro de tuerca con la supuesta muerte de la periodista metiche Freddie Lounds, cuyo deceso en El Dragón Rojo es usado en la serie para rendir homenaje a la escena de El sabueso con la silla de ruedas en llamas.

Giros de tuerca harán caer capítulo a capítulo la trinidad Hannibal-Will-Jack para dar paso a la traición y el despecho en medio de un baño de sangre, por no decir un océano entero -que bien pudo haberse acumulado por todas las víctimas que cayeron en el tenedor caníbal desde el primer capítulo-, hasta dejarse ver tal cual es, sin máscaras en su esencia primitiva. De ahí la constante repetición de la palabra “ver” en boca del fantasma de Garett Jacob Hobbs a lo largo de las dos primeras temporadas y que ahora Hannibal le echa en cara a Will: “Te dejé verme, te ofrecí un raro obsequio y lo rechazaste”.

Como buen gourmet, los nombres de los episodios de la primera temporada fueron nombrados con base en elementos de la cocina francesa, la segunda en base a la japonesa y la tercera temporada abrió su paladar a la cocina italiana, por lo menos los primeros siete capítulos que rescatan los eventos de la novela Hannibal, haciendo a un lado el formato “asesino de la semana” para seguir al caníbal fugitivo en Florencia junto a su psiquiatra Bedelia, donde saldrá flote su pasado como “Il Mostro” adornado con alusiones al poeta Dante Aligheri, mientras goza de la buena vida hasta que los fantasmas del pasado regresan, entre ellos el sádico Mason (ahora interpretado por Joe Anderson) en busca de venganza ¡y vaya venganza!, al más puro estilo del body horror de David Cronenberg (mención honorífica al caleidoscopio lésbico entre la Dra. Bloom y Margot).


En los promocionales de la tercera temporada y para sorpresa de muchos se anticipaba que la última mitad abordaría los eventos del libro que fue la base para la creación de la serie, es decir, la serie por fin adaptaría a la pantalla chica al Hannibal que todos conocieron por vez primera en 1981, confinado en una celda, asistiendo al FBI en la búsqueda del asesino serial conocido como “El Hada de los Dientes” cuya obsesión por la pintura de William Blake, El Gran Dragón rojo y la Mujer Revestida de Sol, es el enigma que le da vida a los últimos capítulos en esta temporada y por un breve lapso volvemos al formato policíaco del “asesino de la semana” y la clásica frase “Este es mi diseño”.

Un nuevo arco narrativo requiere de una nueva trinidad y así el Gran Dragón Rojo se eleva al pedestal que dejara vacío Will a la mitad de la tercera temporada, lo que despertará una vez más el interés de mentor-pupilo en Lecter, ya que ante sus ojos el nuevo aspirante al trono, Francis Dolarhyde (gran actuación de Richard Armitage) es una especie de alumno al que sí se puede corromper.

El titiritero diabólico, desde su confinamiento pone en marcha un juego de manipulación para despertar al dragón dormido en Dolarhyde, quien a su vez se encuentra sumergido en un conflicto amoroso con su compañera ciega, Reba Mcclane (Rutina Wesley). Contrario a lo que pudiéramos esperar de un Hannibal encarcelado física y mentalmente en su “Palacio de la Memoria”, la interpretación de Mikkelsen encuentra verdaderos momentos valiosos que nos recuerdan por qué Hannibal Lecter es uno de los mejores villanos en la historia del cine de horror (el momento hilarante en que se traga el labio cercenado del Dr. Chilton a la vez es digno de escalofríos).

Ya es del conocimiento público que la NBC canceló la serie en su tercera temporada debido al bajo rating en sus últimos episodios, por lo que desafortunadamente el banquete que inició en 2013 dio terminado su festín gore el pasado 29 de agosto tras 39 capítulos en total y cerrando con broche de oro en la pasada ceremonia de los Saturn Awards, al recoger el premio a Mejor Serie Televisiva del 2015, como resultado del esfuerzo y reconocimiento al haberse atrevido a mostrar un gore elegante y oscuro de Hannibal Lecter en las pantallas de televisión abierta, algo que no volveremos a ver en mucho tiempo.

El final de la serie deja un sabor ambiguo en esperanza de que tal vez se resucite la historia en otra plataforma ya sea en mini serie o en un filme, debido a que Fuller parece hacer referencia intencionalmente a otro famoso “final” de detectives, a saber, la batalla icónica en las cataratas Reichenbach de Sherlock Holmes y como muchos sabrán ese no resultó ser del todo un final definitivo, de ahí ese salto al acantilado entre Will y Hannibal con la canción “Love Crime” de fondo, escrita exclusivamente para el capítulo, interpretada por Siouxie Sioux con la estrofa “sobreviviré” y el momento surrealista al final de los créditos que muestra a Bedelia lista para un banquete escondiendo un tenedor en su regazo en espera de algún invitado (ojo, hay dos sillas vacías) del cual no sabremos si llegará, por el momento.

 

09.01.16

Adolfo Cruz Carbajal


Egresado de la Lic. de Historia de la UACJ, actualmente colabora con reseñas de cine para el periódico El Reto en Ciudad Juárez. Tesis de Licenciatura: "El antihéroe en la historia del cine".....ver perfil
Comentarios:
comentarios.