siguenos
Tiempo suspendido

 

La mirada contra  el olvido

por David Ornelas Muñiz y Ximena Apaez Brito

 

Tiempo suspendido (Bruschtein, 2015) es, en primer término, un singular acercamiento a Laura Bonaparte, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, y un entrañable homenaje a su admirable fortaleza para sobreponerse y enfrentar con dignidad la pérdida de su familia, sin dar marcha atrás a sus demandas. Por otro lado, también es una mirada indispensable contra el olvido de un crimen de estado: la fragmentación de las familias en manos de las fuerzas armadas y la policía argentina, antes y durante la dictadura militar encabezada por Rafael Videla.

Mujeres paridas por sus hijos, les llamó con cariño Eduardo Galeano a las Madres de Plaza de Mayo en sus Memorias del fuego. El Proceso de Reorganización Nacional, cínica autodenominación de la Dictadura, le arrancó a Laura Bonaparte a siete miembros de su familia: un hijo y su pareja, dos hijas con sus respectivos compañeros y el padre de los tres. Un parto muy doloroso, sin duda, pero muy digno, indiscutiblemente.

Víctor Bruschtein Bonaparte es el hijo desaparecido de Laura y padre de Natalia Bruschtein, directora de Tiempo suspendido. Natalia pertenece a una generación de hombres y mujeres exiliados y formados en México. Tras egresar del Centro de Capacitación Cinematográfica, ha participado en más de diez documentales, principalmente como editora y sonidista. La huella que quedó en Natalia tras la desaparición de su padre está plasmada en el documental Encontrando a Víctor (2004), primer acercamiento de Natalia a la dirección cinematográfica y a la exploración, a través del cine documental, de ese complejo universo temporal de su pasado.

Laura Bonaparte, la tenaz luchadora por la memoria histórica, quien dedicó gran parte de su vida a desenterrar la verdad y puso todo su empeño para que ésta persistiera en los recuerdos de un país y del mundo entero, lo ha olvidado casi todo. En una de esas jugadas irónicas de la vida, los recuerdos en la memoria de Laura se desvanecen con la vejez. Tiempo suspendido es el relato de una última interacción con esta mujer ejemplar, una convivencia cálida entre los miembros de una familia desgarrada, un dulce homenaje a Bonaparte: la madre, la abuela y la luchadora social.

Tal vez se debe al tono del documental o quizá a la reiteración de la importante labor social que realizó Laura mientras tuvo fuerzas, lo cierto es que, paradójicamente, ésta suspensión natural de la memoria personal no resulta trágica ni angustiante, contraria a esa suspensión desgarradora del tiempo y la memoria que representan las desapariciones forzadas y el genocidio. Quizá el tiempo le hace justica y el olvido para Laura es casi un merecido descanso al final de sus días. Si a Funes el Memorioso, ese personaje borgiano que es capaz de recordar absolutamente todo, se le pudiera reprochar que esa memoria mecánica le impida pensar, nadie se atreverá nunca a reprocharle a Laura Bonaparte, la incansable luchadora en contra del olvido, ese último momento de amnesia.

Los acontecimientos personales e históricos en Tiempo suspendido no se narran lineal ni concretamente; más bien forman parte de una reflexión subjetiva que apela a un testimonio indirecto y caprichoso, pero persistente, como la memoria misma.

Laura Bonaparte escribió a lo largo de su vida diversos textos que sorprenden por su fortaleza, claridad de ideas y profunda sensibilidad. En Un silencio abrumador, artículo publicado en 2005 en el diario Página 12, tras enterarse de los pormenores sobre el asesinato de uno de sus yernos, Laura aborda esa compleja relación entre verdad y memoria:

Para mí el pasado y el futuro hubieran quedado fuera del tiempo, suspendidos, en una mirada o en horribles estampidos. Este es otro tiempo, medible de otra manera. Un tiempo que repentinamente se hace tan actual, que insiste en la confirmación del recuerdo. Es que el recuerdo terriblemente doloroso, con otro dolor, es también por la confirmación de que aquello, el acto infame de la matanza brutal, efectivamente existió.

Éste texto y otros, leídos por Natalia en el documental, son uno de los pilares en Tiempo suspendido; representan, junto con la revisión de fotografías familiares entre abuela y nieta, un íntimo juego de temporalidades y recuerdos.

Si el documental es un homenaje a Laura Bonaparte, por momentos también se asoma mucho de la subjetividad de la realizadora y de su propia vida, inevitablemente ligada a la historia familiar y la historia de Argentina. Tiempo suspendido es, finalmente, una visión fragmentaria y dulce de una parte de la historia universal que sin estas películas y tantos otros esfuerzos, se nos escaparía de las manos. Una historia que, aunque no debería, se repite constantemente.

 

30.09.15

Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
Comentarios:
comentarios.