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Crímenes ocultos

 La vida color de rosa rojo

por Qornelio Reyna

 

Hollywood es un mercado voraz que ha sabido atraer a las grandes audiencias con los éxitos, rostros y fórmulas repetidas una y otra vez. Basta con dar una revisión a los Premios de la Academia para corroborar que, en cada selección, han llegado al podio películas muy similares. Entre estos temas repetidísimos, no faltan las películas sobre guerra o cuestiones políticas, sin embargo hay que dar una revisada a cuáles son esas películas y de qué manera tocan sus temas.

Generalmente los filmes sobre políticos o soldados norteamericanos hablan de proezas realizadas por héroes de altas convicciones. Esos mismos se enfrentan a enemigos clásicos marcados por la historia —en el caso de las películas sobre la segunda guerra mundial, por ejemplo. Si bien no en todas esas películas el héroe es de origen norteamericano, los ideales de los protagonistas corresponden mucho con esa idiosincrasia. También suelen mantener un enemigo en común, como los nazis, el oriente medio y en algunas ocasiones, los rusos.

Crímenes Ocultos (Child 44, 2015) de Daniel Espinosa, es uno de esos raros filmes que aparentemente se salen del esquema pero que, con una revisión más a fondo, resulta mostrar únicamente otra cara de la moneda, una muy fresca y atractiva, cabe decir.  Basada en el libro titulado The Child 44, escrito por Tom Rob Smith, cuenta la historia de Leo Demidov, un huérfano criado por un militar de la extinta URRS, que posteriormente tomaría altos mandos dentro del régimen Stalinista. Su vocación política cambia cuando el hijo de su mejor amigo es asesinado y debe investigar junto con su esposa Raisa y el general Timur Nestorov, otros casos de homicidios infantiles a manos de un asesino serial, al mismo tiempo que es vigilado por sus superiores.

El problema que encuentra Leo, más allá de las dificultades del caso, es una traba política de origen: en el régimen Stalinista (uno muy autoritario) no se podía declarar ni suicidios ni homicidios, pues, como profesa la película, “No hay asesinatos en el paraíso”, creando la ilusión a los fieles de que en aquel régimen existía estabilidad y todo era color de rosa, o mejor dicho, de rojo.

Ambientada en los años 50, es decir, en plena guerra fría, muestra a una URSS industrial, gris, sucia e hipócrita donde los alineados a la ideología Stalinista gozan de privilegios o por lo menos de paz y los opositores y obreros sufren acoso y/o condiciones deplorables. Este thriller resulta novedoso debido a que pocas películas en los últimos años toman este referente y lo logra de una manera acertada en cuanto a ritmo e historia.

Todo el rollo policiaco, ideológico, moral y amoroso se encierra en este contexto histórico, llevado a través de giros argumentales y personajes sorpresivos que toman las riendas de la historia de un zarpazo, agitando las aguas y complicando cada vez más la lógica y secuencia de la historia, pero salvada por un ritmo y continuidad que permite no perder el hilo de la acción, el cual aparece intermitentemente entre los golpes directos o suspensos agresivos en los que uno, al igual que los personajes, no sabe qué va a  pasar.

Leo es encarnado por Tom Hardy, quien ha demostrado ser un buen ladrón de sueños en Inception o un terrorífico y rudo villano capaz de enfrentarse a Batman bajo el nombre de Bane en la última entrega de la saga del caballero de la noche (Nolan, 2010 y 2012 respectivamente). Aquí nos presenta a un personaje que es llevado a límites insospechados, sin saber en quién confiar o cuál es la verdad de las cosas, como si toda su tradición militar fuera solo parte de un acuerdo que está dispuesto a romper cuando éste le parece injusto, enviándolo a un viaje ético, moral, emocional y mental que pondrá a prueba sus propias convicciones como ser humano.

En el rol de Raisa aparece Noomi Rapace, actriz de origen sueco que recientemente ha llegado a Hollywood en películas como Sherlock Holmes (Ritchie, 2009) y  Prometeo (Scott, 2012). También está el ninguneado por la Academia, Gary Oldman, que goza de un papel menor interpretando a Timur Nestorov, un militar de poca monta que entabla una especie de amistad con Leo, recordándonos que sigue en el mapa con esas ligeras pero impecables señales de vida.

Además de un vasto reparto cuyos orígenes están repartidos por toda Europa, al igual que gran parte del equipo de producción, reinan los nombres y apellidos de origen nórdico, por ejemplo el del director Daniel Espinosa, de origen chileno-sueco, quien dirigió Safe House (2012).

Seamos sinceros, esta clase de producciones pretenden desvirtuar ciertos regímenes o ideologías en una apología hacia un supuesto credo universal (el norteamericana, desde luego) o justificar acciones políticas o bélicas importantes para la historia de aquel país y no resulta casual que hayan escogido a una representación tan complicada del socialismo/comunismo como lo fue el régimen de Stalin. El filme trae a colación el discurso formulístico hollywoodense que colma las salas con varias películas al año para argumentar y exponer esta clase de ideas.

Tampoco hay que negar que, históricamente, existen pruebas de que durante este periodo de la URSS, las condiciones no daban una perspectiva optimista de la situación. Cabe mencionar que en Rusia se prohibió la difusión de esta película. También tiene lugar el hecho de que existen sectores que aún siguen en descontento por la desaparición de la URSS.

Lo que no se puede negar en definitiva es que la película sabe contar un thriller sin los grandes abismos que implica la adaptación de un tema que es complejo y tiene diferentes perspectivas, pues sabe aprovechar los recursos narrativos en conjunto con los cinematográficos, desde el reparto de actores dispuestos a entregarse, la ambientación nacida seguramente de una investigación histórica, la fotografía de naturaleza industrial y una narrativa acelerada pero sorpresiva y bien amoldada.

 

26.04.15

Qornelio Reyna


@Johnny_Mofeta
Comunicólogo en formación, cinéfilo de vocación con esperanzas de realizar estudios cinematográficos en alguna institución, en la calle, en las salas, afuera del Elektra viendo las películas del canal 9... donde sea.....ver perfil
Comentarios:
26.04.15
Sonia dice:
La vi el fin y sí es muy de fórmula, pero lleva hasta el final con buen suspenso. Gracias por la nota.
comentarios.