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71 de Yann Demange

por Adolfo Abraham Cruz Carbajal

 

Toda historia debe empezar bien para que después deba complicarse y empeorar.

Joe (en Nymphomaniac de Lars von Trier, 2013)

Hay filmes que pueden ser vistos como díptico, es decir, cuando un evento es visto desde dos puntos de vista diferentes y en conflicto pero que se complementan para crear un diálogo entre lo que parecen ser opuestos. Piénsese en la propuesta del cineasta y actor estadounidense Clint Eastwood quien en 2006 llevó a la pantalla grande un binomio interesante, dos filmes que tienen como punto de encuentro la Batalla de Iwo Jima en 1945, La conquista del honor (Flags of our Fathers, 2006) y Cartas desde Iwo Jima (Letters from Iwo Jima, 2006), donde cada uno cuenta el punto de vista de los Estados Unidos, en el primero, y de Japón en el segundo, sobre dicho evento.

’71 (2014), filme que se estrenó en el Festival de Cine de Berlín de 2014, es el primer largometraje del cineasta francés Yann Demange, quien ha incursionado en la televisión británica en series como Secret Diary of a Call Girl (2007), Dead Set (2008) y Top Boy (2011), cuenta la historia de Gary Hook (interpretado por Jack O’Connell), un joven y desorientado soldado británico que es enviado a la ciudad de Belfast en Irlanda del Norte en el año de 1971 durante las revueltas sangrientas entre separatistas católicos y el ejército británico que representaba al sector protestante de la población.

Antes de entrar en materia recordemos que el cineasta británico Steve McQueen (Shame, 2001 y 12 Años Esclavo, 2013), dirigió en 2008 la película Hambre –la cual ganara la “Cámara de Oro” en el Festival de Cannes–, que se centra en las huelgas de hambre de 1981 en la prisión de Maze, Irlanda del Norte, sobre todo en la figura de Bobby Sands (interpretado por el actor Michael Fassbender), miembro del Ejército Provisional Republicano Irlandés, quien muriera de inanición en protesta por la discriminación de prisioneros irlandeses, al ser considerados por el gobierno británico como criminales y no como prisioneros políticos.

En ’71 vemos un mundo de intereses y dobles traiciones donde jóvenes soldados son arrojados a una batalla que no comprenden y de la que no forman parte alguna. De hecho desde un inicio se ve en sus rostros cierta inocencia al llegar al cuartel de Belfast, sobre todo el joven Gary Hook, padre de familia del cual no sabemos si es padre soltero o viudo pero que guarda un gran afecto hacia su hijo, Aaron, del cual tendrá que alejarse para cumplir con su deber como militar.

Filmada con cámara en mano y con apariencia de Dogma danés, seguimos la misión de Gary como si estuviésemos hombro a hombro con él a la manera de un thirller o suspenso, ya que estamos limitados en gran parte del filme por lo que el soldado ve y escucha, incrementando la tensión en el espectador sobre las incertidumbres que le aguardan, no solo en el campo de batalla sino en todo lo que le rodea, llámese las personas que poco a poco se cruzan en su camino.

En ’71 donde lo que parecía ser una misión segura se convierte en un infierno fuera de control que deja a su suerte a Hook, solo y abandonado por su escuadrón en medio de una lucha sangrienta en la que ve morir a sus compañeros, ajenos a ese lugar complejo. Víctima de persecución por los rebeldes de la localidad, Hook se convierte en la presa en medio de ese ambiente sobre el cual ha caído la noche, ya que ha sido testigo de la corrupción entre los líderes del conflicto, lo que no tardará en acelerar la búsqueda por Hook desde ambos bandos, rebeldes y militares, incluso de aquellos que creía estaban de su lado, por ejemplo, el capitán Browning (un irreconocible Sean Harris) quien no dudará en romper sus códigos para tener la ventaja sobre aquel que se interponga en su camino.

Visceral, como McQueen en Hambre, Demange nos muestra en cada escena de la película la crudeza a la que se deberá enfrentar el joven Hook, quien en una especie de viaje-laberinto por los estrechos suburbios que atraviesa, deberá buscar ayuda ya no en su escuadrón o en el enemigo, divididos ambos por facciones dentro de facciones, sino de cualquier lado, es decir, de personas que ya han sido engullidas por el conflicto.

En esta búsqueda implacable, el protagonista se convierte en una especie de Vellocino de oro al que ambos bandos desean atrapar, por su condición (que compromete a miembros infiltrados que intentan sacar provecho del conflicto). Como en el filme Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), el coronel Walter E. Kurtz (Marlon Brando) es objeto de la búsqueda de un escuadrón estadounidense durante la Guerra de Vietnam en 1969, en ’71 nos encontramos en la misión que se transforma en un infierno y que se adentra en las fauces del mismo.

El personaje de Hook muestra una transformación a lo largo del filme como un reflejo de la transición del día a la noche, un cambio en su interior del antes y después de la misión, al mismo tiempo que representa un viaje interno (psicológico) desgarrador, que le arrebatará la inocencia que poseía al inicio. Esta experiencia le deja una lección tajante y es que en ese mundo no hay lugar para la justicia o la verdad.

Es interesante ver cómo ambos filmes, ’71 y Hunger, nos muestran a protagonistas que estuvieron en bandos opuestos durante los conflictos en Irlanda del Norte, aunque con 10 años de diferencia: por un lado, el soldado británico enviado a luchar contra el conflicto irlandés en ’71; por otro, el huelguista irlandés contra las políticas del gobierno británico en Hunger. Estos filmes aparecen de una manera similar al binomio de Eastwood sobre la Batalla de Iwo Jima, donde vemos el punto de vista de un oficial de la Armada de Estados Unidos, Doc Bradley, y del general japonés Kuribayashi en dos filmes independientes pero que abordan el mismo conflicto.

 

16.04.2015

Adolfo Cruz Carbajal


Egresado de la Lic. de Historia de la UACJ, actualmente colabora con reseñas de cine para el periódico El Reto en Ciudad Juárez. Tesis de Licenciatura: "El antihéroe en la historia del cine".....ver perfil
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