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Cine de antiamor
 
Y estoy seguro de que, en cuanto se sienta usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. Con tal que se vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted. Con tal de eso... Porque para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí. La parte que a mí me tocaba la he maldecido. He dicho: ¡Que se le pudra en los riñones la sangre que le di!
“No oyes ladrar a los perros”, Juan Rulfo
 
Enfrentado a la aventura (lo que me ocurre), no salgo de ella ni vencedor ni vencido: soy trágico. Se me dice: ese tipo de amor no es viable. Pero ¿cómo evaluar la viabilidad?, ¿por qué lo que es viable es un bien?, ¿por qué  durar es mejor que arder?
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes
 
 
por Kinotecnia Cineclub
 
 
En el diálogo entre parejas que sucede en el relato ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? de Raymond Carver, los personajes se encuentran con que el “amor” les remite a demasiadas cosas. A lo largo del cuento, se exalta el término como algo mágico y divino, hasta dejarlo por el subsuelo al cualificarlo como trampa o trágico destino; dicho vaivén de significados nos habla de vasto y heterogéneo campo semántico que hay del amor.
 
¿Y de qué hablamos cuando hablamos de antiamor? En el cuento de Carver muchas de las acepciones que nombran los personajes parecen ser excluyentes entre sí, dando la impresión de que están hablando de un montón de conceptos contrarios: pasión, compromiso, angustia, sexo, comunicación, frialdad, nostalgia, traición, ternura, violencia, indiferencia; aunque ya enumerados nos remiten a una misma cosa, a pesar de que no lo sean.
 
Relatos como el de Carver nos deja ver que existe una saturación discursiva  y simbólica de lo que supuestamente es o debería ser el amor. Y si bien el ala científica o intelectual gusta de culpar a los medios de comunicación masiva de ello, lo cierto es que innumerables corrientes literarias, científicas y filosóficas han abordado el tema hasta el infinito. Por ello, es que el término no siempre es el mismo, ya que se ha moldeado según paradigmas religiosos, profanos, estéticos y psicológicos, matizados por el tiempo y las prácticas culturales.
 
La actitud antiamorosa se relaciona principalmente con el despecho, con esa rabieta de lo no cumplido, con la frustración. Uno apuesta y no gana, entonces despotrica. Porque como al padre de “No oyes ladrar los perros”: ya no me importa. Nada más falso.
 
Para Roland Barthes, en el mismo texto del que se da aviso en el epígrafe, ir contra el amor es un mecanismo que lo afirma más que desecharlo porque:
 
a despecho de la dificultades de mi historia, a pesar de las desazones, de las dudas, de las desesperaciones, a pesar de las ganas de salir de ella, no ceso de afirmar en mí mismo el amor como un valor. Todos los argumentos que los sistemas más diversos emplean para desmitificar, limitar, desdibujar, en suma, depreciar el amor, yo los escucho, pero me obstino: lo sé perfectamente, pero a pesar de todo…
 
En las cuatro películas de este ciclo encontramos personajes que reafirman al amor como valor en diversas manifestaciones que, a simple vista, parecen contrarias a él. En Contra la pared, de Fatih Akin, la pareja formada por Cahit (Birol Ünel) y Sibel (Sibel Kekilli) asumió un contrato para estar juntos que, al inicio, no estuvo mediado por ninguna intención pasional o amorosa, pero que apuntaba invariablemente a que desembocara en ello.
 
Asimismo, tanto Mateo (Francisco Rabal) en Ese oscuro objeto del deseo, de Luis Buñuel, y Oscar (Peter Coyote) en Luna amarga, de Roman Polanski, viven tórridas relaciones que casi los destruyen a nivel personal, pero que, cuando asumen su amor por dichas dinámicas, contrario al sentimiento original que los avergonzaba, buscan exaltar lo vivido en narraciones ricas en detalles. Los dos personajes buscan atentos oyentes para sus respectivas historias, dando rienda suelta al placer de compartir los elementos menos ordinarios; los mismos que en algún momento buscaban ocultar u olvidar.
 
Trouble Every Day, de Claire Denis, tal vez sea el caso más atípico de esta selección. Sin embargo, lo que aquí llama la atención es como la subtrama de una enfermedad que provoca una libido desmedida e instintos caníbales sirve para atestiguar cómo dos matrimonios que buscan “ser rescatados” actúan contrariamente a lo que dicen querer hacer.

En Kinotecnia, que con el título del ciclo parecíamos aborrecer el amor, contrariamente, nos ponemos de lo más románticos con esta selección. Tal vez la falta de amor hace que el ser humano lo quiera desaforadamente y que los más amargados en 14 de febrero sean los que más necesiten un San Valentín. Eso que lo respondan los asistentes.
 
LAS PELÍCULAS QUE FALTA POR VER:

17 de febrero
Ese oscuro objeto del deseo (Cet obscur objet du désir)
Dir. Luis Buñuel
Francia, 1977, 102 min.

24 de febrero
Sangre caníbal (Trouble every day)
Dir. Claire Denis
Francia, 2001, 101 min.

Cooperación sugerida por proyección: $10
Acceso al foro: 19:30 horas
Inicio película: 20 horas
La cita es en el Foro Cultural Hilvana: Colima 378, colonia Roma Norte (frente a la Federación Mexicana de Futbol, cerca de Metro Sevilla)

Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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