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El cuento de la princesa Kaguya de Isao Takahata

 

La princesa y su castigo

por Fernando García

 

Mucho se ha dicho del último filme de animación de Isao Takahata El cuento de la princesa Kaguya (Kaguyahime no monogatari), su última nominación al Óscar concluye una serie de reconocimientos que se le han dado desde su estreno en el 2013. Su selección a participar en la Quincena de los Realizadores en Cannes, la consagró como una obra maestra del cine de animación.

Kaguya es una princesa que fue encontrada por un pobre campesino en un pequeño brote de bambú y fue enviada desde la luna a la tierra por un “disgusto” con sus padres los dioses. ¿Cuál fue su castigo? Ser una mujer hermosa, deseada por príncipes y emperadores que cruzarían mares y desiertos para conseguir los tesoros más preciados sin haberla visto nunca.

En el Japón tradicional, la mujer llega a su pubertad entre los 8 y 10 años de crecimiento, por lo cual está lista para casarse y en el caso de Kaguya este crecimiento es acelerado, florece como mujer con el simple hecho de soltar su cabellera y dejar al descubierto su pelo color negro ante los ojos de Sutemaru, su amigo mortal. Ante los ojos de él, Kaguya es una divinidad incomprensible, mira atento cómo todos sus atributos la alejan de su lado; “Temo que un día te irás al mundo al que perteneces y no te veré jamás” murmura Sutemaru a su amor secreto.

Takahata (La tumba de las luciérnagas, 1988) crea un universo familiar en varias culturas del mundo, un universo donde a la mujer se le resume a un objeto protocolario. Dicho en las mismas palabras de Kaguya “un premio para poseer”. El padre de la Princesa recibe una bolsa con oro y parte hacia la ciudad para conseguir un palacio con sirvientes, carruajes y ropajes finos para vestir a su princesa. Como cualquier padre busca lo mejor para su hija, conflicto principal en la psique de Kaguya pues su naturaleza es indomable y se ve forzada a doblegarse ante las peticiones de su padre con solemnidad, verdadera a su condición de realeza.

A lo largo de la película, Takahata va matizando el proceso de Kaguya mediante líneas y colores que brincan en la pantalla imitando los sentimientos encontrados de la Princesa que corre por el campo en busca de libertad, trayendo en contraste una melancolía y hermosura nunca antes vista de manera tan sencilla.

Es aquí cuando el animador destaca el carácter dramático de la pesada vida del japonés tradicional, lleno de obligaciones sociales y lastres tradicionales que obligan a acatar las emociones e instintos. Así como en su momento lo contó impecablemente Ozu, Takahata lo ilustra mediante trazos mínimos pero a su vez altamente expresionistas.

Al enterarse de la belleza de Kaguya, cinco hermanos de la realeza corren a su palacio para desposarla, sin haberla conocido y con el simple timbre de su voz los príncipes luchan por la atención de la princesa comparándola con los mayores tesoros de la humanidad oriental. Kaguya, indignada por ser considerada un objeto, les informa que se casará con el que traiga alguno de los objetos preciados.

Isao Takahata subraya uno de los aspectos más importantes de la cultura japonesa, la concepción de la belleza. En Japón, ésta se comprende de cuatro aspectos principales: la asimetría, la insinuación o capacidad de sugerir, la caducidad y la naturalidad. Kaguya, posee todas estas cualidades sin ella saberlo, es por eso que el don de la naturalidad o “transparencia” es el más preciado. La belleza de Kaguya no reside en su aspecto físico, pues son pocos los afortunados en haberla visto en directamente, sino en el halo místico que se ha creado sobre ella por su espíritu libre y salvaje, una naturaleza indomable. Por lo tanto, bajo los conceptos patriarcales, debe ser adquirida para ser protegida y admirada.

Así es como Kaguya libera el hermoso pájaro amarillo que su padre le regala para mejorar su estado de ánimo. A la par que la princesa, el pájaro se encontraba atrapado en una jaula de bambú y aunque su belleza y canto alegraban la habitación, Kaguya decide tomarlo y dejarlo libre, esperando a que algún día ella pueda hacer lo mismo con su vida. Este tema va acompañando al conflicto de Kaguya, quien desde su nacimiento es considerada una criatura divina, la cual debe ser resguardada hasta que se acerque el mejor postor, solo de esta manera la princesa encontrará la felicidad.

El viejo maestro Takahata hace de la leyenda japonesa una reflexión sobre la escalofriante levedad del ser humano, sometiendo a su heroína a etapas predispuestas, que ante una divinidad como en el caso de Kaguya terminan siendo trágicas e injustas.

 

Encuéntrala en Sala de Arte como parte del 35 Foro Internacional de Cineteca. Aquí los horarios.

 

25.01.15



Fernando García


Fernando Garcia / Estudió Dirección y Guionismo en la Academia de Arte de San Francisco en California. Ha trabajado como programador para el Festival Latinoamericano de San Francisco y el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Mide 1.87, tiene cara redonda y dicen que se parece mucho a su papá.....ver perfil
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