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Martin Scorsese : El canto de las sirenas

por Samuel Rodríguez

 

Las luchas del cuerpo son tan despiadadas como las luchas del espíritu

Nikos Kazantzakis

 

Esta frase de Kazantzakis, novelista griego, nos sitúa violentamente en el centro del problema: la existencia es lucha, es batalla final constante y siempre inacabada.

Martin Scorsese (New York, 1942) presenta un mundo de fantasmas que, desde su espectro de plata, hablan con una voz áspera y profunda acerca de la época que nos tocó vivir. El marco que elige el director norteamericano es antiguo y actual a un mismo tiempo: las luchas del hombre consigo mismo pueblan su imaginario cinematográfico.

Scorsese logra situarnos en las contradicciones y dolores del hombre de hoy; en sus filmes, el campo minado de la existencia aparece violentamente ante espectador y en cada detonación nos dice que debemos enfrentar la ardua lucha en el interior para después encarar al terrible exterior que nos circunda. Esta visión del mundo se muestra en sus obras más destacadas, desde Toro Salvaje (Rangin Bull, 1980) y  La última tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, 1988), hasta Pandillas de Nueva York (Gangs of New York, 2002) o Buenos Muchachos (Goodfellas, 1990). En algún punto de estos filmes los protagonistas tendrán que enfrentarse en la arena de su interior a las más potentes vicisitudes, para luego encarar lo incierto del exterior. No hay descanso posible.

El tema tiene grandes antecedentes: El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, Acab del Moby Dick de Herman Melville , los personajes de los maestros rusos bregando todo el tiempo con la decadencia y la corrupción, y sobre todo los personajes bíblicos, hartos de conflictos tan contradicciones insondables como dolorosas.  Martin Scorsese  ha tenido la gran virtud de incorporar a su trabajo elementos de la gran tradición literaria de occidente, consiguiendo así una necesaria actualización del tema de las batallas del espíritu en la sociedad posmoderna. Sus personajes, siempre habitados por la angustia, describen la acentuada decadencia del sistema de valores imperante que arrastra al individuo en una escalada  de violencia y desgaste espiritual.

En Taxi Driver (1976) por ejemplo, Travis Bickle, protagonista del filme, experimenta en carne propia la violenta caída de los valores en una sociedad decadente. Travis, un ex combatiente de Vietnam –guerra que ha avergonzado a todo un país–, ha sido arrastrado por un discurso incompetente y ha experimentado de primera mano los horrores de la destrucción. El mundo en el que habita es percibido como una gran cloaca, como un receptáculo de basura y perdición; el hombre se pregunta si ha merecido la pena luchar tan arduamente por una sociedad enferma y desgastada, y oscila entre dejarse arrastrar por la corriente  o intentar una redención. La densa oscuridad, la mentira y la confusión reinan. Travis carga sobre sí mismo el peso de todas las desgracias de su tiempo, desea reparar su mundo exterior, sabe que algunos de los valores en los que se cimentó la sociedad han arrojado un fatal desgaste; algo en su interior lo urge a movilizarse.

Estamos ante un héroe extraviado, un héroe posmoderno que a cada paso que da corre el peligro de quedar diluido en el centro de la miseria que lo rodea. De pronto, en medio de la terrible confusión, Travis Bickle encuentra su detonante.  El personaje de Iris Steensma, interpretado por una maravillosa Jodie Foster, ha vendido a desocultar su verdad. Travis encuentra un motivo por el cual activar su espíritu y se prepara entonces para intentar una redención del mundo; entiende que preservar y proteger la inocencia es el camino para lograr romper el ritmo de maldad que hunde a toda una sociedad.

Taxi Driver es una meditación sobre lo decadente, es el momento de furia que se agita y se condensa en el espíritu desgarrado de todo aquel que ha visto los males que nos rodean y decide actuar para intentar una redención en medio de la fatalidad.

Taxi Driver es una meditación sobre lo decadente, es el momento de furia que se agita y se condensa en el espíritu desgarrado de todo aquel que ha visto los males que nos rodean y decide actuar para intentar una redención en medio de la fatalidad.

En contraposición, en El Lobo de Wall Street (2013) Scorsese apunta a un mundo igual de desgastado y enfermo que el que describe en Taxi Driver, salvo que ahora, la potencia del panorama es tan arrasadora que el individuo no tiene defensa y se pierde en la batalla hasta caer derrotado.

El lobo de Wall Street es la poética de la degradación en donde la sociedad contemporánea, entregada al vicio del poder por el dinero, enfrenta al joven Jordan Belfort consigo mismo. Una atmósfera que parece boyante acaba por ser disolvente, los personajes se revuelcan en el más denso nihilismo. No hay lugar para los héroes. Belfort es un hombre devastado; el mundo se le ha venido encima y él no lo sabe, es un hombre sediento de éxito y ebrio de  miseria que no logra ver su derrota. Se trata de quien ha sucumbido ante lo terrible de la batalla del cuerpo contra el espíritu.

Entre ambos filmes median 30 años. Hemos cambiado, no así nuestros devastadores enclaves. Si bien, en Taxi Driver la responsabilidad de un mundo indeseable apuntaba hacia presupuestos políticos, hoy, con el Lobo de Wall Street, Scorsese  centra su mirada en un enemigo más hábil: el poder del dinero. Esta fuerza, que invade y corroe nuestro presente y contra la que aún no tenemos defensa, acabará por alterar a los héroes, por diluirnos y dejar en un punto oscuro la posibilidad de la redención.  El dios dinero ha ganado la batalla.

Estamos en el centro de la noche, Scorsese lo sabe. Los héroes fueron seducidos por el canto de las sirenas.

 

15.12.14

Samuel Rodríguez


www.rodriguezsamuel.wordpress.com
Master en Filosofía Contemporánea por la Universidad de Granada y profesor de estética en el Tec de Monterrey, campus Monterrey. ....ver perfil
Comentarios:
18.01.15
pepe dice:
Qué artículo tan chafa, lo que describe el autor lo han hecho muchos directores y se podría decir de cualquiera mínimamente consciente de las condiciones de su época. No sé por qué entire se únicamente en Scorsese como si fuera algo fuera de lo común.
18.01.15
pepe dice:
*enfocarse
03.05.16
bIYKQRAs3 dice:
fueron los propios Anunnaki y los Annu los que construyeron las grandes ciacnizviioles de la Atlántida y Lemuria. Finalmente los Anunnaki se marcharon dejando a la Tierra en manos de los Annu que para http://bjmyhoxfv.com .,,.url,...,http://vandyrfiao.com.,,,.vandyrfiao.,,./url.,,,. .,,.link,...,http://ktejnmc.com.,,,.ktejnmc.,,./link.,,,.
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