siguenos
Revueltas y el cine VI: Linterna

Nueva animación o una luz en el teatro; conflictos superficiales en La diosa arrodillada y más cine antes de finalizar la década del 40

por Elías Razo

 

El fantasma de Silvestre persigue a José, ahora de manera indirecta se le aparece en el teatro. Más bien se le aparece a Ignacio Retes (1918-2004), entonces un joven en búsqueda de un lenguaje propio en el teatro (ca. mediados de 1942), que escucha música que sale del Auditorio del SME, en la calle Artes (hoy Antonio Caso): distingue sonidos mexicanos muy peculiares, entonaciones nunca escuchadas pero a la vez familiares, acordes muy originales que tienen algo... El sonido que escuchaba es un ensayo que estaba realizando Seki Sano (1905-1966) que sacó las partituras de Bellas Artes, donde estaban ensayando Candelario Huízar y Blas Galindo sobre una obra inconclusa de Silvestre Revueltas basada en grabados de José Guadalupe Posada, La Coronela, un ballet de grandes proporciones que estaba montando Silvestre Revueltas cuando fue sorprendido por la muerte en 1940, dejándola inconclusa. Ignacio Retes escuchaba en esa obra el acorde de la Revolución mexicana sinfónica, que Seki Sano pretendía montar y que en un espacio de tiempo libre estaba ensayando en el auditorio del SME.

Pero ¿qué pasaba con estos ensayos en el auditorio del SME?, ¿quién es Seki Sano?, ¿quién es Ignacio Retes? y ¿qué chingaos tiene que ver Retes con José Revueltas?

El Auditorio del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas, fundado en 1914 por grupos de trabajadores electricistas de la Mexican Light and Power) fue el local de la reunión de grupos opositores al gobierno y lugar de la protección contra los perseguidos durante décadas, estaba puesto al servicio de artistas que quisieran exponer sus obras revolucionarias. Fue creado, junto con todo el complejo del edificio en 1936 y ahí en 1939 David Alfaro Siqueiros (1896-1974), junto con un grupo de pintores, adornan el lugar en honor de Thomas Alva Edison, un mural al que denominan Retrato de la burguesía.

Seki Sano fue miembro de una minoría privilegiada japonesa, fue educado bajo la tradición occidental (francesa/inglesa) en Japón. Al llegar a la universidad creó un grupo de teatro que recorría comunidades campesinas, para dar a conocer la palabra de libertad, estudió marxismo y lo adapta y adopta al japonés al fundar la Asociación Japonesa de Teatro Proletario; en 1928 es encarcelado e indultado en 1930, con la condición de no regresar nunca al Japón. Exilado en Europa, recorre las principales ciudades del continente y termina en Moscú en 1932, en donde es representante japonés de la Organización Internacional de Teatro Revolucionario y tiene la oportunidad de trabajar durante más de cinco años con Konstantín Stanislavski (1863-1938, cuyo verdadero nombre era Konstantín Serguéievich Aleksényev), padre del teatro soviético y director influyente en el teatro contemporáneo occidental. En 1937 a Seki Sano le cae la purga soviética, es considerado un “japonés peligroso”, sufre cárcel, lo separan de su familia japonesa con la que vivía en la URRSS, y no volvió a saber de ella. Seki Sano es expulsado del paraíso proletario para siempre. Es rescatado por el gobierno cardenista y traído a México en 1939, y desde entonces se habla del teatro mexicano antes de Seki Sano y después de él.

Ignacio Retes es un joven animador de teatro de provincia, en 1937 crea en San Luis Potosí el grupo de Teatro Universitario, de aquí pasa a la ciudad de México en donde en 1940 entra al grupo teatral Repertorio, que coordina Rodolfo Usigli, en el que perfecciona su trabajo de actor, al mismo tiempo conforman el grupo llamado Teatro de Medianoche, que se reúnen en el Cine Rex trabajando justamente a media noche, que era el tiempo en que les prestaban el escenario para ensayar. En 1942 conoce a Seki Sano y en Bellas Artes organizan el Teatro de las Artes, se convierte en el alumno más destacado de esta primera generación. Ello lo convierte en asistente de dirección de Sano al mismo tiempo que están poniendo obras con las que experimentan un nuevo método, que consiste en una enorme preparación cultural del actor.

Al escuchar a Silvestre Revueltas con los ensayos de La Coronela, en el auditorio del SME, a Ignacio Retes le entra la curiosidad de conocer personalmente a su hermano, José Revueltas, entonces ya premiado y difundido escritor y guionista de cine, con el que entra en contacto en 1944 justamente para darle a conocer que están ensayando el ballet, teniendo una agradable sorpresa porque la adaptación de Huízar y Galindo se escuchaba muy cercano a lo planeado por Silvestre (desgraciadamente esta adaptación se extraviaría y hasta la fecha está perdida, en los 60 se volvería a adaptar otra versión, que es la que se ha venido montado).

Este encuentro entre Retes y Revueltas los llevaría en 1946 a darle forma al Grupo Cultural El Insurgente, antecedente de lo que en 1947 sería La Linterna Mágica, grupo de teatro experimental que montará obras con actores no necesariamente profesionales, en donde Retes despegaría definitivamente para ser, desde la perspectiva de José Revueltas, el mejor director dramático joven del momento. Juntos estrenan la obra Los que vuelven, de Juan Bustillo Oro (1904-1989) y continúan con Mozat y Salieri, del poeta ruso Aleksandr Pushkin (1799-1837), así el teatro se convierte en un motivo más de alumbrar el camino de creación de José Revueltas y le da ánimos para continuar con la creación de obras originales a la par de avanzar su trabajo de guionista y adaptador en cine.

En el ámbito familiar, en 1946 Revueltas se divorcia de Olivia Peralta (con la que en ese momento tienen tres hijos, la más pequeña, Olivia vendría después), y se casará con María Teresa Retes, con la que tendrá un hijo (Román) y mantendrá con ella una relación de más de 25 años. Emotivamente, José Revueltas se parte en dos para siempre, manteniendo la intimidad con ambas familias.

Entre cúspides de inspiración y caídas emocionales se da el inicio de su próximo trabajo en el cine con La diosa arrodillada (1947), cinta que amalgama la dupla con Roberto Gavaldón. Esta película, basada en un cuento del húngaro Ladislao Fodor (1898-1978), pretendía enmarcarse como parte de la historia industrial del cine nacional, por lo que fue creada la productora Panamerican Films, que invirtió en la contratación de estrellas cinematográficas del momento: María Félix, Arturo de Córdova y Rosario Granados.

La trama, muy al estilo de Gavaldón, habla de celos, intriga, asesinato, que manejado con maestría por el director logra una de las mejores cintas del género, con tomas fotográficas de una profundidad de campo inigualables. Originalmente se había dado la adaptación a Egon Eis y Manuel Altolaguirre, pero Gavaldón desecho el guión por malo y encargó a éstos trabajar con Edmundo Báez y Alfredo B. Crevenna en una nueva versión, que también al poco tiempo desechó, por lo que encomendó finalmente a José Revueltas organizar, junto con Báez y Crevenna el nuevo tratamiento de la adaptación.

Esta sería la segunda cinta con la que participaba al lado de Gavaldón, que al parecer estaba encontrando una mancuerna adecuada con Revueltas y tomaba con mucho respeto lo escrito por él. La adaptación no gustó del todo a María Félix, que sentía que su imagen no estaba a la altura de sus anteriores cintas (con el personaje de La Doña), y cuestionó el trabajo de Revueltas, filtrando a la prensa su malestar, que inmediatamente provocó críticas al realizador, a Revueltas y a la producción de la película.

Esto fue, quizás, lo que influyó en que tuviera una pésima aceptación de los espectadores. Al final de la exhibición, la cinta no arrojó lo esperado de acuerdo al presupuesto, por lo que se plantea que el renglón de la preproducción fue lo que ocasionó la quiebra de la ambiciosa Panamerican Films. Contradictoriamente una de las mejores cintas de la época fue un fiasco económico.

En descargo de Revueltas se puede decir que se opuso desde un principio a trabajar el guión en perjuicio de la misma obra y de la trama original. Él planteaba que los actores deben adaptarse al papel, al script y nunca al revés, es decir no se puede pretender hacer papeles al tamaño de la estrella, en ese momento se deja de crear y el adaptador se convierte en un simple apuntador del dictado que le mande la estrella de cine.

Brecha crítica la que se dio contra Revueltas desde la prensa este año, pero que Gavaldón de ninguna manera aceptó y muy por el contrario promovió el trabajo del escritor para que siguiera trabajando en el ambiente. Este mismo año (1947), en colaboración con Xavier Villaurrutia, trabajan en la adaptación de Que Dios me perdone, que dirige Tito Davison, y repite María Félix como estelar de la cinta, y asegura que se siente muy a gusto con la pareja de Revueltas y Villaurrutia; la cinta logra cinco nominaciones de Arieles pero sólo alcanza uno por escenografía.

En 1948 trabaja de nuevo con Tito Davison en la película Medianoche que fue una adaptación a la cinta argentina La fuga (Saslavsky, 1937), y en 1949 regresa con Gavaldón para, en colaboración con Mauricio Magdaleno, adaptar La casa chica, drama original de José Revueltas, en donde el paso del tiempo es el centro de la trama, Dolores del Río es la actriz estelar, y que no tuvo mayor éxito que el de su anuncio.

 

24.07.14

Elías Razo Hidalgo


Periodista de alma que se quedó sin periódico. Atlista aunque gane su equipo. Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras desde hace ya 35 años, hoy se divierte en el inframundo de los infomerciales. Miembro emérito del cineclub "José Revueltas" de Ciencias Políticas y Sociales, hoy paga tributo al escritor al....ver perfil
Comentarios:
comentarios.